Si te ofrecieran irte por un año completo y dejar tu vida atrás ¿Lo aceptarías? La respuesta de Loto fue un rotundo: SÍ.
Luego de encargarse de la empresa de su padre a muy temprana edad y ser plantada en al altar, acepta la oferta de su progenitor...
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Un nuevo día ha llegado y la alarma de mi celular me lo anuncia jovialmente, la apago de mala gana y estiro un poco mi cuerpo.
Al levantarme de la cama, paso por la ventana y veo el hermoso azul del Lago, realmente su color no se compara con nada, es claro en la orilla y su degradado lo hace ver profundo a medida que se acerca a la mitad.
Dando a entender que es profundo y misterioso.
De momento, me genera una gran curiosidad. ¿Realmente es así de cerca?
Sin pensarlo dos veces, corro alistarme y decido ir a explorar.
La valla que separa mi predio del bosque, no es tan alta, paso por encima de esta, volteo a ver mi casa, trepo bien mi bolso y me profundizo en el espeso bosque.
Los pinos que me rodean, son realmente altos y frondosos, su olor es exquisito, no dejando al lado el aire puro y la tranquilidad que este emana. Según, me dijo Roma, la última vez que fui al pueblo, el lago no se encuentra tan lejos de nuestras casas, unos dos kilómetros serían el recorrido.
Siendo así, conecto mis audífonos al celular, y me dejo guiar por mis instintos, observo detenidamente cada espacio. Aunque parezca tenebroso, realmente su belleza le quita lo sombrío. Trato de tomar unas fotos, pero fracaso en el intento.
Ni eso hago bien.
En menos de lo que espero, puedo escuchar la orilla del lago, unos pasos más y mis ojos se salen de la órbita permitida. Es enorme, no tendría comparación para medirlo, ni con una cancha de futbol ni nada.
Efectivamente su color es azul, tanto así que con el reflejo del cielo, hace que se vea como el mismísimo paraíso, su tranquilidad es extraordinaria.
Sonrió para mis adentros.
Me encanta este lugar y me siento segura.
Embobada con cada uno de sus tonalidades, llego a una pequeña piedra, dejo mi bolso al lado y decido perder mi mente en lo hermoso que es.
Abro así mi bolso y saco el sándwich que preparé antes de salir.
El sonido del agua chochando con unas cuantas piedras, inunda mis odios. Tomo mi celular y reproduzco una suave melodía. Me hechizan los sonidos de la naturaleza, y me sirven para dormir.
Suspiro feliz y extasiada.
Mi vida vuelve a tener un poco de color.
Es azul.
Tranquilizo mi mente, pero un ruido la interrumpe. Mis sentidos se ponen alerta y me levanto bruscamente.
Estoy asustada y muerta de miedo
¿Y si me secuestran?
¿Por qué no llame a papá hoy antes de salir?
Con paso apresurado, meto todo de nuevo en el bolso y el sonido se siente más cerca. Terso mi bolso un poco temerosa.
