Di Mi NOMBRE [TERMINADA ✓] VERSIÓN NO CORREGIDA

s e t e n t a y n u e v e

Maratón 2/3

Boni se había quedado tan perdido en el sentimiento que fue como si hubiera entrado en coma; Mason tuvo que sacudirlo para despertarlo.

—¡Boni!

El nombrado abrió los ojos como si hubiese acabado de despertarse de un sueño, y miró a Mason con curiosidad.

—¿Uh?

—Me vas a dar algo —regañó Mason, tomando su pecho—. ¿Por qué estabas llorando?

—¿Llorando? —Pasó la punta de sus dedos debajo de su ojo y se los miró, encontrando lágrimas—. Oh.

—Ya, en serio, ¿qué tienes? —Mason se hincó y le tomó los hombros—. Si te estás sintiendo mal, dímelo. No me puedo permitir que te enfermes.

—Estoy bien —aseguró Boni, sonriendo con nostalgia—. Es que... —Volvió su vista al prado—. Estoy feliz.

Mason lo estudió con los ojos abiertos. Nunca había visto una sonrisa como esa en su rostro; sus ojos gatunos y pequeños se veían brillantes, reflejando una emoción que no lograba definir. Ese Boni que estaba ahí era nuevo.

Mason miró lo que Boni. Sí era un prado muy lindo, y el cielo se veía enorme y majestuoso. Volvió a ver al menor, y no comprendió la emoción que reflejaba; no obstante, se recordó a sí mismo: ésta es su casa.

De inmediato, se sintió mal.

"Yo le quité su casa".

El Boni que Mason en ese momento estaba presenciando, era el Boni original.

Reprimió un suspiro y tomó el hombro del menor, que le costó despegar sus ojos del paisaje para mirarlo.

Sonrió lo mejor que pudo.

—Vamos.

Los ojos de Boni brillaron con más intensidad, y una hermosa sonrisa de gomita expandió sus labios.

El camino al orfanato no se podía explicar.

Boni sentía un torrente de emociones tan mezcladas que sólo quería llorar y correr por todas partes para abrazar a los árboles y tomar bichitos, gritando a todo pulmón que había vuelto. Pero en su lugar, sólo caminó en silencio con Mason, con su garganta ya doliéndole por aguantarse tanto.

Por más que lo intentara, Boni no era capaz de dejar de ver el firmamento. No podía hacer cuenta de la cantidad de tiempo que llevaba sin sentirse como se sentía en ese entonces; ni siquiera recordaba cuándo fue la última vez. Era un calor intenso dentro de su pecho que le hacía sonreír inevitablemente.

El sonido de sus pasos en la carretera lo llenaban de un sentimiento fuerte de melancolía y nostalgia. Fue como si en menos de un minuto hubiera viajado cuatro años atrás... ahora se sentía como un Boni niño.

Sollozó y se limpió el ojo con su manga.

Mason hizo una mueca.

—Por favor, ya no llores. ¿No vez que me sienta mal? —pidió.

—Perdón... —murmuró él con la voz entrecortada—. Es que... mi casa...

—Detente, que me harás llorar a mí, y eso no me gusta.

Boni sorbió su nariz y sonrió.

—Lo siento.

—No tienes por qué disculparte.

Volvió a sorber y dirigió su mirada al campo por enésima vez. Al ver la grande y redonda luna, su mente habló por sí sola...

"Mamá".