s e s e n t a y s i e t e

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Al principio, Boni no reaccionó; se quedó mirando las letras con un rostro inexpresivo, dejando que su sistema terminara de procesar las cosas.

Leyó la nota de nuevo, y volvió a quedarse en el estado neutro, para luego enfocarse específicamente en el nombre de Mason.

Volteó su cabeza para mirar la bandeja de plata, en cuya superficie se encontraba un desayuno bastante nutritivo: una ensalada natural con ajonjolí y miel natural, un vaso de leche, un plato con un par de rodajas de pan integral untado con aceite de oliva y rodajas de tomates por encima, y por último, en un plato cóncavo, un poco de yogurt natural con fresas y plátano picadas, acompañados de nueces y avena.

Boni la observó con detenimiento, terminando de procesar.

Definitivamente algo estaba pasando.

Volvió a mirar la nota para releerla por quinceava vez y se dirigió otra vez a la bandeja con su desayuno.

Entornó los ojos.

Podía estar envenenado.

Con ayuda de sus manos, Boni se acercó a la bandeja y tomó el vaso de leche, acercándoselo a su nariz para olerlo.

Olía a leche normal.

Lo dejó de nuevo sobre su mesita y tomó ahora el plato con pan integral, haciendo lo mismo que con la leche, y no encontró ningún olor diferente al natural. Y ese mismo procedimiento lo repitió con todo su desayuno, hasta que terminó comprobando que era completamente normal.

Se enderezó en el colchón, anonadado.

Miró una vez más la nota escrita con tinta azul y letra cursiva.

Sus dedos apretaron el papel. ¿Por qué Mason estaba haciendo algo así por él? ¿Por qué de repente estaba actuando tan extraño? Lo estaba comenzando a espantar.

Miró a su alrededor por si Mason se encontraba en alguna parte observándolo, pero todo estaba en una buena tranquilidad. Aún así se sentía extraño: primero fue Mason sacándolo de la escuela, con el permiso de que sus amigos podían estudiar con él en la mansión... ¿y ahora un desayuno preparado por él?, ¿por Mason?

No, esto no estaba bien. No podía ser real. Tal vez ni siquiera era Mason el que estaba provocando todo eso... No, pensar eso era ridículo: la letra era de él.

Pensó en otra teoría...

Ayer había tratado feo a Albert, lo que significaba que había una pequeña probabilidad de que el mayordomo estuviera molesto con él y haya mandado a Mason a entregarle la comida.

Pero conociendo a Albert...

Negó con la cabeza.

Mason lo odiaba. Si estaba actuando de esa forma con él, entonces era porque seguramente quería algo de su parte, como cualquier rico orgulloso.

Esa era más lógica.

Lo que fuera que quisiera de él, no lo iba a recibir, porque ni siquiera pensaba comerse lo que le dejó. No obstante, su organismo estuvo en desacuerdo, pues, luego de mucho tiempo sin pedirle nada, sus tripas emitieron un gruñido bastante audible, y unas náuseas le quemaron la boca del estómago.

Confundido, miró su barriga.
—¿Por qué de repente haces esto? —regañó—. No comeré esa comida intoxicada. Olvídalo.

Su estómago volvió a gruñir y Boni suspiró, mirando la bandeja con su desayuno de mala gana.

—No, no puede darme hambre ahora. —Volvió a mirar a su estómago—. Estuviste callado por días, y me hiciste negarle a Albert la comida que me ofrecía como un grosero. ¿Por qué con Mason sí apareces? Traidor.

Di Mi NOMBRE [TERMINADA ✓] VERSIÓN NO CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora