—¡Nicolás! —gritó Mason, entrando a la habitación.
Nicolás, que había estado a medio camino de ponerse la camiseta, se volvió a Mason. Abel también lo miró; el niño había estado coloreando un dibujo, sentado en el suelo.
—¿Te importaría tocar? —replicó al mayor con el ceño fruncido.
—¿Boni no ha llegado? —preguntó él, ignorando por completo el reclamo de Nicolás—. Ya casi serán las cinco.
—Ya deja de preocuparte tanto. —Nicolás terminó de ponerse la camiseta, despeinando con eso su cabello negro—. Seguramente debe estar en camino.
Y aun así, Mason ya estaba preocupado.
—¿Crees que deba ir a buscarlo?
Nicolás rodó los ojos y lo observó con desdén.
—No —dijo—. Él ya viene. De seguro si vas a buscarlo sólo lo molestarás.
Abel se levantó del suelo y corrió a Mason para mostrarle su dibujo. Mason lo miró, pero no le prestó mucha atención debido a su angustia.
—No quiero que nada malo le pase... —murmuró.
Nicolás soltó un suspiro, tomando un cepillo.
—Boni se sabe cuidar, Mason —dijo—. Él no es un niño de dos años.
—Lo dices porque no has estado presente durante estos cuatro años —discutió Mason—. No sabes todo lo que ha pasado.
—Entonces llámalo. —Nicolás comenzó a peinarse—. Así estarás tranquilo.
Mason sacó su celular, pero cuando marcó, el celular de Boni timbró sobre la cama.
—Maldición... —murmuró Mason entre dientes—. ¡Le he dicho que siempre cargue su teléfono!
Miró la hora.
4:40 PM.
Esto no estaba bien.
—Conozco a Boni —dijo Mason, mirando su celular con preocupación—, y sé que él no estaría dispuesto a dejar pasar un momento como este... Boni no se perdería la final de la competencia.
—Mira, hagamos una cosa. —Nicolás dejó el cepillo sobre su mesita de noche y cargó a Abel para dejarlo sobre la cama para ponerle sus medias—. Si Boni no llega en diez minutos, vamos a buscarle. ¿Llamaste a la casa de Elías?
Mason asintió.
—Hace unos treinta minutos. Boni me dijo que estaba preparándose para salir.
—¿Treinta minutos? —Nicolás frunció el ceño mientras luchaba por ponerle la media a Abel—. Entonces debería estar a unos cinco minutos de aquí.
—Espero que tengas razón —dijo Mason y se dio la vuelta, disponiéndose a retirarse—. Por si acaso, avisaré a Albert.
—Hazlo. —Nicolás esquivó la patada de Abel a su rostro—. ¡Ya quédate quieto!
—¡No me pongas medias! —se quejó el menor.
—¡No vas a ir descalzo, porque después te enfermas y comienzas a llorar!
Abel siguió replicando y pataleando.
Mason salió de la habitación de Boni, cerrando la puerta a sus espaldas. Caminó rápidamente a la habitación de Albert para que se preparara, en caso de que tuviesen que salir a buscarlo.
Sin aviso, Mason entró a la habitación.
—Albert.
El mismo había estado ocupado escribiendo su libro sobre el escritorio, pero se interrumpió para mirarlo.
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Di Mi NOMBRE [TERMINADA ✓] VERSIÓN NO CORREGIDA
Poesía¿De qué manera un infante percibe la vida? ¿Qué ocurre dentro de la cabeza inocente de un niño que fue criado en un orfanato dulce cuando se encuentra con el lado oscuro del mundo externo? Ser huérfano no era difícil para Boni. Su todo en la vida er...