—Ten —dijo el doctor, entregándole una receta impresa y le sonrió—. No olvides tomar las medicinas.
—Sí, doctor —sonrió Elías, recibiéndole el papel, y se levantó junto con su madre—. Gracias.
—Tengan buena tarde —se despidió.
—Hasta luego —se despidió la mujer y tomó a Elías de los hombros, para así salir del consultorio.
Elías dobló la receta y la guardó en su bolsillo.
—¿Ésta vez qué debemos comprar, corazón?
Elías miró a su madre adoptiva, Eloise, y le sonrió.
—Lo de siempre —contestó.
Cuando llegaron a los pasillos, se encontraron con los miembros restantes de la pequeña familia: su padre, Manuel, y su hermanito, Gabriel.
Al verlos llegar, su padre se levantó y le sonrió grandemente.
—¡Mi campeón! —dijo—. ¿Cómo te fue con el doctor? ¿Has logrado mejorar?—El nivel ha disminuido —sonrió Elías—. Me pone feliz.
—Sin embargo —intervino Eloise, levantando su índice—. No debes descuidar tus tratamientos y terapias.
Elías asintió y se dirigió a Gabriel, su hermano menor, que tenía una discapacidad cerebral. Era de cabello rubio, pero le crecía escasamente, por lo que casi no parecía tenerlo. Sus ojos estaban desviados hacia su nariz, y su boca se mantenía abierta la mayoría del tiempo. Pero pese a todo, Elías lo amaba y cuidaba.
—Hey, Gabi. —Se hincó frente a su hermano y le tomó las mejillas—. ¡Estoy mejorando! ¿No es genial?
Gabriel hizo una serie de ruidos, y Elías se acercó a darle un beso en la frente.
—Tú también has mejorado mucho, ¿no es verdad? —Le acarició la cabeza—. Eso es porque eres muy disciplinado. Creo que me ganas.
Sus padres sonrieron y Manuel se acercó a Elías para tomar su hombro.
—Vamos, hijo.
Elías asintió y tomó los mangos de empuje de la silla de ruedas. De esa manera, la familia salió del hospital rumbo a su hogar.
Cuando estaban en el auto, antes de arrancar, Elías se dedicó a darle de comer a Gabriel, siendo ese un trabajo que ya estaba acostumbrado a manejar. Cuando dejaba caer yogurt en su camiseta, Elías se encargaba de limpiarle y ayudarle a tragar.
—¡Pero qué frío hace! —exclamó Manuel mientras cerraba la ventana y frotó sus manos—. La tierra está por regar sus plantas.
Eloise asintió mientras rebuscaba en su bolso.
Elías miró a sus padres con una sonrisa, y entonces recordó algo que quiso decirles un corto tiempo atrás, pero terminó olvidándolo hasta ese momento.
—Oye, mamá.
—¿Dime?
—Hace poco... —Elías se volvió a su hermano para evitar que regara yogurt con ayuda de una servilleta—...me encontré con un chico en el parque. Antier, cuando fui con Gabi a mostrarle los patos.
—¿A mi querido le gustaron? —preguntó su mamá adoptiva, mirándolo desde el espejo retrovisor.
—Sí —asintió Elías, sonriente—. Fue agradable. Nunca lo había visto tan feliz.
—¡Qué noticia! —se entusiasmó Manuel—. Deberías llevarlo allí más seguido.
—¿Tú crees? —Elías miró a su hermano.
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Di Mi NOMBRE [TERMINADA ✓] VERSIÓN NO CORREGIDA
Poesía¿De qué manera un infante percibe la vida? ¿Qué ocurre dentro de la cabeza inocente de un niño que fue criado en un orfanato dulce cuando se encuentra con el lado oscuro del mundo externo? Ser huérfano no era difícil para Boni. Su todo en la vida er...