Había pasado una semana y los resultados del concurso no llegaban.
Luego de haber hecho la inscripción, Boni y Rebeca esperaban con ansias la respuesta, pero ésta estaba tardando más de lo que se imaginaron, y Boni comenzaba a pensar que no lograron cruzar por esa primera etapa y eso le preocupaba. No obstante, iba a seguir teniendo paciencia, porque el límite de tiempo aún no había pasado.
Por otro lado, ya habían iniciado a tomar sus clases en casa. Boni había logrado convencer a Mason para que volvieran a programar dicho estudio, y ahora Rebeca iba a acompañarlo de Lunes a Viernes, desde la una de la tarde hasta las cinco. Nicolás no podía estar con ellos en ese tiempo; debía mantenerse encerrado en la habitación de Boni, y a Boni no le agradaba tenerlo así, pues parecía injusto para Nicolás y Abel, especialmente porque no sabía si al niño le hacía bien. Sin embargo, Mason le contó a Boni que él le había hablado a su psicólogo de Abel, y que éste los estaba vigilando bastante.
No sabía si debía preocuparse por eso o no. Esa mansión sembró en Boni mucha desconfianza contra cualquiera que trabajara ahí, aunque muchas veces los empleados eran amables con él, pero algo le decía que era porque ellos no podían sacarlo si no se les daba la orden. De hecho, últimamente todo el mundo parecía estarlo ignorando, como si no existiera. Eso le decía mucho.
Por el momento las cosas parecían estar bastante tranquilas; no había ruido en la mansión y Luisa había dejado de molestarlo desde la contienda que habían tenido en su habitación.
Pero Mason tampoco se oía, y eso ya no estaba bien.
El día que Boni había invitado a Rebeca para que juntos hicieran la inscripción al concierto, por la noche había ido con Mason para hablarle sobre las clases en casa con la chica, pero había sentido el aura del mayor completamente diferente; extraño.
Esa noche Boni, después de despedir a Rebeca, se fue directamente a la habitación de Mason para hablar con él.
Tocó la puerta, para después abrirla cuidadosamente, asomando su cabeza.
—¿Mason? —llamó en voz baja, buscando al mayor con la mirada.
Encontró a Mason sentado a los pies de su cama, como pensando. La luz de su lámpara iluminaba su rostro, resaltando el color azul de sus ojos.
Boni lo miró en silencio por un tiempo, estudiando su postura. Su cabello negro estaba húmedo y tenía puesta la ropa para dormir. Pero esta vez se cubría el torso; normalmente a él le gustaba dormir sin camisa, por lo que Boni se alcanzó a sorprender un poco, pero pronto lo ignoró.
—¿Mason?... —volvió a llamar tímidamente, y el susodicho volvió su mirada brillante a él, sin decir nada.
Boni se quedó parado en la entrada, esperando que tal vez Mason le dijera que pasara o le preguntara qué era lo que quería, pero al no ser así, tamborileó sus dedos con incomodidad en la puerta y mordió sus labios.
—Um... —articuló—. Quería... preguntarte algo.
Mason le siguió mirando, pero Boni supo deducir que estaba esperando que siguiera.
Aun tímido, el menor ingresó a la habitación y cerró la puerta con cuidado. Entonces caminó hasta Mason y se paró frente a él.
Ambos se quedaron intercambiando miradas en un extenso silencio, y Boni terminó sonrojándose.
—Esto... —Se balanceó sobre sus pies ligeramente—. ¿Cómo estás?
Mason tenía sus codos apoyados en sus rodillas. Su rostro se veía extraño, pero Boni no podía encontrar la razón.
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Di Mi NOMBRE [TERMINADA ✓] VERSIÓN NO CORREGIDA
Poesie¿De qué manera un infante percibe la vida? ¿Qué ocurre dentro de la cabeza inocente de un niño que fue criado en un orfanato dulce cuando se encuentra con el lado oscuro del mundo externo? Ser huérfano no era difícil para Boni. Su todo en la vida er...