v e i n t i c u a t r o

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Escuchen la canción antes de leer el capítulo - Chelo.


Al día siguiente Boni no fue a visitar a Nicolás, pues no tenía las fuerzas.

Sonia lo regañó esa vez por haberla mordido, y haberse arriesgado a correr detrás de un auto, exponiéndose al peligro de ser atropellado; y por eso mismo lo castigaron también, poniéndolo a organizar la habitación tres. El pequeño Boni no se resistió; barrió la habitación y organizó las cosas desordenadas con un semblante abatido, sin poderle ver el sentido a nada, sin poder ver más a su alrededor que el rostro de su hermano. A su cabeza sólo llegaba el sonido de su voz, y la imagen de su sonrisa.

Elías...

Apretó la historieta que estaba llevando a la repisa entre sus manitos, mientras por su garganta escalaba una sensación rasposa. Le dolía por haber gritado tanto ayer.

¿Por qué se fue? No podía comprenderlo. ¿Lo habían adoptado? ¿En qué momento sucedió eso? ¿Por qué nadie le dijo nada?

Se había ido, y él no pudo hacer nada. Ni siquiera sabía que iba a irse.

¿No lo iba a volver a ver más?

Sus ojitos comenzaron a cristalizarse, y él se bajó de la butaca para sentarse sobre ella, poniendo sus codos sobre sus rodillas y cubrirse el rostro con sus manos.

No era justo. ¿Por qué?, ¿cómo?

Un hipido se le escapó y sollozó, sintiendo cómo sus palmas comenzaban a mojarse con sus lágrimas. Las mismas preguntas sonaban en su cabeza como ecos retumbantes que lo comenzaban a atormentar:

¿Por qué Elías se había ido?

¿Por qué lo había dejado?

¿En qué momento sucedió todo?

¿Por qué nunca le dijo nada?

¿Cuándo lo habían adoptado?

¿Se iría para siempre?

¿La promesa que hicieron ese día no fue más que palabras de niños?

¿El hilo rojo que los unía era una simple ilusión?

Boni soltó un quejido entre su llanto, no logrando calmarse.

Se arrepentía.

Se sentía arrepentido por no haber tomado el valor de acercarse a hablar con su hermano y haber arreglado las cosas con él. Después de todo, la causa de su discusión había sido tonta. ¡Fue una tontería! Pero esa tontería fue la que los separó... para siempre.

Apretó los dedos contra su rostro, arañándose la piel. Tensó su mandíbula, llenándose de frustración e impotencia.

La viva imagen de la camioneta alejándose de él con su hermano dentro se había convertido en su pesadilla, y estaba seguro de que soñaría con ello de ahora en adelante. Cada vez que recordaba que Elías lo había dejado atrás para siempre lo hacía hervir cada vez más, al punto de que el cólera lo terminó dominando, y ya se veía tirando todos los libros, gritando y llorando.

Era una rabieta.

Cogió todas las historietas que él leía con Elías y las tiró al suelo, pisoteándolas reiteradas veces, con su vista nublada por la capa de lágrimas; llegó a la cama en la que Elías dormía y le arrebató las cobijas y almohadas, tirándolas por la ventana, cerrándola después; cogió los juegos de mesa que ellos dos acostumbraban a jugar más seguido y los arrojó por todas partes, queriendo romperlos, porque no soportaba verlos más. Sintió que algo le había cortado la delicada piel de su mano, pero no le importó, y revolcó la habitación, desordenando todo lo que había organizado, dejándolo peor que en un principio.

Di Mi NOMBRE [TERMINADA ✓] VERSIÓN NO CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora