c i n c o

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Boni se encontraba en la habitación siete, puesto que después de la pregunta que hizo el menor, los mayores prefirieron hablar las cosas adentro.

Lucas apoyó sus codos en las rodillas, sentado en el borde de su cama—. ¿Nos puedes decir por qué buscas a Nicolás?

—Yo solo... —tanteó—. Quiero hablar con él.

Mark, sentado en la mesita de noche al lado de la cama de Lucas, entrecerró sus ojos—. ¿Qué cosa?

—Bueno... ustedes saber cómo es él... entonces... yo sólo quiero saber por qué él es así.

Leo, un niño de once años de edad, que se encontraba recostado en su respectiva cama, interrumpió su lectura para mirar al menor a su lado...

—Es una broma, ¿verdad? —Boni negó y Leo suspiró—. Era una pregunta retórica. —Puso su dedo en la página en la que estaba y se sentó con las piernas cruzadas—. ¿Por eso quieres acercarte a ese engendro? ¿Porque quieres hablar con él?

—Bueno...

Mark le interrumpió—: Dime que al menos eres consciente del peligro que estás enfrentando con hacer eso.

—¿En serio tan peligroso es Nicolás?

Lucas rió, no exactamente porque algo le haya parecido divertido—. No te lo imaginas.

Boni frunció su frente. Es decir, él sí sabía que Nicolás era muy malo y cruel y que, de todos los que conocía, el pelinegro era terrible; pero los que estaban con él lo hacían parecer una bestia despiadada que depreda niños débiles.

Mark sonrió secamente—. Es mejor que no pierdas tu tiempo, Boni. Ese chico no tiene arreglo. En sus ojos lo ves: no hay nada.

—Yo solo quiero saber qué historia esconde detrás. ¿Por qué es un niño tan malo, al punto de que sus padres lo abandonaron?

Leo alzó las cejas—. Wow, de verdad que te has obsesionado, ¿por qué? Hace un tiempo tú querías estar lo más lejos posible de él.

—Porque vi sus ojos —respondió el menor—. Esos ojos... eran como unos agujeros en los que había un vacío total.

—Y por eso no debería importarte —le dijo Mark—. Ese chico no tiene ningún sentimiento que dar a nadie, sólo a sus libros.

Boni se quedó quieto en su puesto por un tiempo—. Entonces, ¿sí saben dónde está?

—¡Pero niño! —gritó Mark, alzando los brazos—. ¿Qué acaso no escuchaste lo que te dijimos? E S E. N I Ñ O. E S. M A L O.

—Quiero hablar con él.

Lucas chasqueó su lengua—. En ese caso, ¿al menos sabes qué es lo que le vas a decir?

Boni no respondió, pensando. No, no tenía ninguna idea de lo que le iba a decir a Nicolás.

—¿Ves? —señaló—. Ni preparado estás. ¿Qué tal que te golpee cuando te vea?

—¿Por qué lo haría?

—Escucha, Boni —habló ahora Leo—. Hemos compartido esta habitación con Nicolás desde que él tenía seis años, y durante ese tiempo nos dimos cuenta de que él ya está dañado, y no hay reparo. ¿Crees que no hemos intentado hablar con él? Ese chico oculta muchas cosas, que puede sean bastante oscuras, pero no tiene el suficiente valor de decir nada. Tú no vas a ser una excepción.

—Pero, ¿por qué golpea a los niños?

—No sabemos con exactitud —dijo Mark—. ¿Tal vez sea una manera de ahogar sus problemas consigo mismo? Es mejor no concluir nada antes de tiempo.

Di Mi NOMBRE [TERMINADA ✓] VERSIÓN NO CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora