Tempestad

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"Si quieres conocer lo divino, siente el viento en tu cara y el calor del sol en tus manos"



Ya por la mañana fui a ordenar el desastre que deje en el cuarto de Kyoujuro. Barría los pedazos de porcelana del florero quebrado, pose mi mirada en el vendaje y un leve rubor acompaño mis claras mejillas cuando recordé la noche de ayer.

Aquel hombre mayor de rubios cabellos la apresaba cual salvaje león contra la cama.

- Bésame por favor- Aquel ruego era música para el y lamentaba dejarse llevar, era desviarse de su plan inicial.

Una relación seria y formal era lo que pretendía aun cuando sus sentidos se vean opacados por el alcohol. Ella cerro los ojos esperando que el tomara la iniciativa y luego sintió que el la levantaba sin esfuerzo y la ponía contra sus piernas.

- D-e-j-a-d-s-e-r-p-r-e-c-o-z- Le dio varias nalgadas como si fuera niña chica.

- Shinjuro baka- Murmuro en un quejido con los ojos cerrados y el podía escucharla perfectamente. Lejos de molestarse le divertía su decepción.

- Descansa de una maldita vez!- Se alejo de ella para recostarse en el futon- O te amarrare a la cama- El sueño empezaba a apoderarse de su ser.

Un gorrión entro por la ventana y le comunico dos cosas: Que reemplazaría a su cuervo hasta que se recuperara, la edad lo estaba afectando y ya debía tomar descansos mas continuos y que debía regresar a la Finca del Viento en 3 dias.


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Deje la comida preparada y me despedí del menor de ojos dorados.

- Dile a tu Padre que regresare pronto.

- El también partió para allá Suzume, tal vez se encuentren-

- Espero que no- Dije en mi mente mientras alistaba mi mochila y la colocaba sobre mi hombro.

Senjuro me acompaño hasta el portón y me despedía con esa aura de ternura y fragilidad que me encantaba.

Es un dulce niño.

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No se como transcurre el tiempo a mi edad pero parecía demasiado la lejanía hacia la Sede, como si no hubiera regresad en años, estar en la residencia Rengoku me abstrajo completamente. El complejo boscoso frente a mis ojos estaba impregnado de ese aroma a campo floral. La Finca de mi Maestro era la mas alejada.

- Estaba esperándote Maeda!- Usaba un bastón, producto de haber quedado permanentemente herido de una pierna, lo que le impedía mantener una larga pelea.

- Shishō- Salude con una venia.

- Este joven es Shinazugawa Sanemi- Me presentaba a un chico de aspecto rudo con cicatrices en varias partes de su cuerpo. 

El joven peliblanco volteo la mirada, no tenia cara de hacer amigos.

- Ya que descansaste lo suficiente con los Rengoku, estarás listo para la prueba, necesito dedicar mi máximo tiempo a mi próximo sucesor.

- Hai!- respondí con algo de nervios, el estaba al tanto que vivía con su viejo rival, debe estar odiándome y deseando que pierda, es mas me ha llamado solo para humillarme. Me llenaba de ideas nublosas hasta que algo de luz me ilumino.

Se mío Rengoku-san (Rengoku x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora