Nuestra esperanza renace

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Asi como los los pétalos de dientes de león se dispersan al sonido del viento, también se iba el.

Kyojuro estaba cansado, piel con visibles líneas de expresión, tan mayor que en un tiempo coincidió en parecerse a su padre, con esa seriedad que las viejas cicatrices de amor suelen dejar en uno.

Camino hacia el borde de la pradera florida en tierno abril y se dejo caer de rodillas, añorando el ayer...

Miles de recuerdos se dibujan en su memoria de otoño.

Habia pensado en vivir solo, en las montañas, pero no existía mujer que no buscara una oportunidad con el.

"Escuche que hay un hombre muy apuesto viviendo en aquel monte"

"Dicen que vive de la caza y el campo, trabaja sin ayuda de nadie ¡Es tan fuerte!"

Tal tipo de rumores provoco que el ex Pilar fuera un soltero codiciado, además de acosado por las vivaces féminas. Mandaba a su viejo cuervo kasugai a merodear el ambiente, para que le de la seguridad de poder estar en paz.

Desde princesas a plebeyas, cruzaban ese largo camino pedregoso hacia la montaña, intentando robar el corazón de Kyojuro.

- ¿Es que no tienen nada que hacer?- Se cuestiono cierto dia, mientras araba la tierra.

El ave que revoloteaba a su alrededor le respondió...

- ¡La responsabilidad es suya por ser tan hermoso!-

Un leve sonrojo empaño el rostro bonito de Rengoku, por aquel sincero halago.

Del bolso que dejo sobre el pastizal, busco un pañuelo con el cual secarse el frio sudor.

- ¡Necesito tomar un merecido baño!- Dicto en voz alta.

Se esmeraba por sonar enérgico, la perdida de su amada, llego a afectarlo y eso no pasaba desapercibido por quienes lo conocían demasiado.

El sol irradiaba esplendoroso, cuando el hombre decidió entrar al lago, no había desaparecido esa figura exquisita, seguía ejercitándose por costumbre.

Hasta sumergido en el agua veía el rostro de Suzume, con esa tibia sonrisa que recordaba brindarle. La extrañaba intensamente asi como un suelo árido desea las gotas de lluvia para subsistir, pero ante la muerte...No queda nada.

Aunque el tenia una vida de ermitaño, las personas que lo querían no se rendían, subían a lo alto para buscarlo, mandaban cartas, no lograban olvidarlo, el fue muy importante en la ex Organización de Cazadores.

 Además de Giyuu, el carismático Tengen Uzui estaba decidido a traerlo de vuelta a la vida social.

Un ruido clásico  entre los arbustos verdes logro captar la atención del rubio, sus labios formaron una mueca de desagrado. Estaba terminando de bañarse , las burbujas desaparecia reposando en el agua clara.

- Mujer, no tengo ganas de atenderte- Soltó seguro de que era otra de esas intrusas acosándolo.

- ¡Ay! Lo siento Rengoku-san- Se escucho una voz que se esforzaba por modular  el tono suave y delgado de una dama.

- ¿Eh?- El rubio giro de medio lado, sus ojos se redujeron a pequeñas aceitunas.

La sorpresa no era otra que el chico de cabellos platinados, quien le arrojo una larga toalla y sonriendo ampliamente, a pesar de que le faltaba un brazo.

Se mío Rengoku-san (Rengoku x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora