Ultimas palabras

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Ciertamente el tiempo que Shinjuro cuido de ella causo que le guardara gratitud, el sentimiento que primaba por sobre el amor, era de compasión y la resignación ante el presente aciago, fue una tristeza amarga y gris, como los cielos de un otoño.

Su esposo parecía estar de buen humor, aunque era un pensamiento algo atrevido de su parte, ella sentía la mano gruesa paseando delicadamente por su rostro alicaído, es la única percepción que tiene porque la visión se fue así también su salud que se iba deteriorando cada vez mas.

— ¿Haz pensado en que hay después de la muerte?— Pregunto desde la comodidad del futon.

El hombre que reposaba a su lado, entreabrio los labios con mirada penetrante y levemente angustiosa, la atrajo contra su pecho firme, fuerte y cálido para acunarla y susurrarle con voz amable...

— La muerte no es el final de la existencia— Dicto observando esos apagados ojos color del bosque, que antes fueran llenos de luz y vitalidad.

Suzume mas sensible que nunca, motivada por su enfermedad, por la vida difícil de esos 21 años que lleva, sumado a la perdida de su primer amor, dejo que las lagrimas fluyeran asi como ahora las nubes rompen en sonora lluvia sobre la ciudad.

Es incapaz de aceptar la realidad, una en la que Kyojuro no esta.

De repente ella se quedo dormida entre sus brazos, las fuerzas la abandonaban cada vez mas rápido, las medicinas cumplían con sedar el dolor en sus pulmones.

El se aferraba a su delgado cuerpo, temiendo que un día no pudiera volver a hacerlo, pero esta vez mas preparado para enfrentar lo que venga, si algo había aprendido es que su debilidad emocional lastimaba a los que mas queria y debía proteger: Su familia.

No queria despegarse de su lado, solo lo hizo para abrigarla con mantas de algodón, limpiar el sudor de su frente con paños suaves de manzanilla y orar a los Dioses por fortaleza para ser el esposo que ella necesita.

— No me arrepiento de amarte— Declaro, postrándose a un lado del futon.

La luz de las velas se mezclaban con belleza en sus ojos dorados, en donde se reflejaba su esposa, la persona que le había otorgado una oportunidad para hacer lo correcto.

El resto de la noche con el ruido de las gotas de lluvia golpeando los suelos, se quedo a su lado tomando su mano, aquella que con redención volvía a tomar, hasta abandonarse al onírico sueño donde su mente podía estar en paz.

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A la mañana siguiente, Harumi de 6 años, que acababa de despertar corría por los jardines, manchando sus pequeños pies con el lodo formado por la lluvia anterior.

Senjuro la miraba con ojos ávidos de ternura de la mansión, inmediatamente fue por una toalla limpia para que no ensuciara la entrada, porque su padre es una persona estricta con su educación.

Cada rincón de la enorme casa le recordaba a su hermano, lo extrañaba mucho, su voz, su alegría y ese gran optimismo que le hacia falta el dia hoy.

— Estas emocionada por lo que veo— Menciono el, por la prisa de ella— Ve a mudar de ropa antes que padre te encuentre en pijama.—

— Necesito visitar a mi hermano mayor—

Senjuro bajo ambas cejas pobladas por la tristeza, llevarlo donde Kyojuro es una tarea complicada, todo se sentía diferente sin el.

De pronto recordó que esto era un secreto y vio hacia ambos lados ligeramente angustiado.

— Haru, ten mas cuidado— Indico con una mano sellando sus propios labios.

Se mío Rengoku-san (Rengoku x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora