Fuego

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Las primeras estrellas se asomaban en el cielo nocturno, con ayuda de Kyoujuro terminamos con los demonios restantes. En mi opinión aun faltaba la autora principal de este desastre 

- No se vaya por favor se lo suplico- La mujer se interponía en nuestro camino.

- Obasan ya no pierdas el tiempo- Retire la mano que osaba tocarlo y el chico de dorados ojos observo que perdia la paciencia.

La puerta estaba a escasos pasos, la mujer de negra cabellera nos detuvo con sus palabras.

- Tu padre me rechazo y tu también, es imperdonable- Pude escuchar el rechinar de sus dientes- Te maldigo Kyoujuro Rengoku! 

¡NUNCA SERAS FELIZ... LA KATANA QUE SOSTIENES TE LLEVARA A LA MUERTE!

Pude ver que el detuvo su andar y entreabrio un poco los labios.

- Rengoku-san- Pronuncie a esperas de su reacción.

- Dígame algo que no sepa!- El se giro para responderle con una despreocupada sonrisa.

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La Casa de Glicinias mas cercana fue hallada por nosotros, en momentos Rengoku-san se apoyaba sobre mi hombro. Estaba exhausto.

Su cercanía era como abrazar el sol un dia de verano, es tan cálido.

- Pobre muchacho- Una señora de avanzada edad  nos dio la bienvenida- Necesita alguna ayuda?

- Descuide, yo lo atenderé, a estas alturas de la noche estoy conforme con un techo sobre mi cabeza- Le dije con franca sinceridad.

Ella nos dio el pase y lo lleve hacia la habitación, nos prepararon dos futones, uno al lado del otro.

- Tiene hambre, quiere que le traiga algo?-

- Dormiré un poco... quita esa cara de preocupación, por favor- Dijo con voz adormilada antes de caer al futon.

Lo vi descansar mientras mis manos curaban algunos raspones con suaves toques de antisépticos, el estaba tranquilo y relajado. Cuando termine me vi tentada a observar sus labios, aquellos que en mi ilusión me invitaban a ser probados.

No debo, no Debo!

Me repetía ladeando la cabeza muchas veces.

- Kyoujuro-san no puedo aprovecharme de usted!

Lo tenia a mi disposición, pude besarlo, tocarlo, ver detrás de su uniforme aquel cuerpo de absoluta tentación, sin embargo eso me rebajaría a ser como Himeko.

- Si tu me lo pidieras, si tan solo me dieras alguna señal, yo no dudaría en darte mi amor!

Espete con voz fuerte lo suficiente para que me escuchara si el estuviera despierto.

- Realmente eres portador del aliento de la flama, me haces vivir un infierno!- Me queje dándole dos golpes suaves sobre su pecho

Un infierno de deseo

Mis lagrimas querían escapar pero le ordene a mi ser no ser tan patética como Himeko, si algo imparte la casa Rengoku es vivir con la frente en alto y con...

Orgullo

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La noche era latente sobre el cielo. No determine el momento exacto cuando mis ojos se cerraron, me quede dormida al lado suyo buscando su calidez, mis ojos parpadeaban varias veces para abrirse, sentí que era observada

Se mío Rengoku-san (Rengoku x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora