50: heir of blood

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AMETHYST AFERRABA con demasiada fuerza la katana de Damian, con las rodillas dobladas y viendo hacia todos lados, lista para defenderse

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AMETHYST AFERRABA con demasiada fuerza la katana de Damian, con las rodillas dobladas y viendo hacia todos lados, lista para defenderse.

Primero que todo, vio que su madre era la mujer mas hermosa que había visto.

El cabello pelirrojo lo tenía un poco mas largo que Amethyst, como una cascada cobriza hasta las caderas, las facciones las tenía preciosas y angulares al contrario de su hija que las tenia mas redondas. Un ojo azul como el de la chica frente a ella y el otro completamente negro, en su cabeza traía una corona de lo que parecían huesos de oro, en su pálida piel habían dibujos dorados como los que ahora habían en su hija. Tenía un vestido blanco y largo transparente que dejaba demasiado que ver con un pronunciado escote.

—Hola mami—Amethyst gruñó viendo como su madre se alzaba de su trono de sangre y huesos.

—Por fin nos podemos encontrar cara a cara de nuevo, no en un sueño o en tu mente—la mujer sonrió.

—¿Dónde estoy?—la chica mantuvo la espada alzada viendo el lugar en el que estaba, se trataba sin duda de una especie de sala del trono, sin embargo parecía un panteón, le recordaba a estructuras y templos griegos, con mármol y azulejos negros brillantes. Habían esculturas de mujeres y de seres mitológicos, varios con cabezas de cabrero, y muchos cuerpos enredados en serpientes. De las paredes se derramaba sangre, Amethyst se vio a si misma, su aspecto de hadita del bosque del que Jason se había reído antes estaba en ella, sentía su poder fluir por sus venas sin embargo lo único que la hacia sentir segura era la espada de Damian en sus manos. Noto que solo estaban las dos solas, sin embargo estaban en un espacio cerrado por lo que Amethyst no sabía si quiera en que universo estaban, podían estar en la Tierra como también podían estar en Edom, pero después de liberarla, Amethyst dudaba que Lilith querría volver a ese infierno.

—¿Crees en dios, hija?—Lilith le preguntó.

—No—ella respondió cuidadosamente—. Muchos se han quejado de mi falta de fe, pero no creo que haya alguien bueno y omnipotente que deje que pase tanta mierda en tantos lugares. La única fe que tengo es en mi misma.

Ella sonrió, tenía la misma sonrisa que su hija mientras se acercaba un poco y Amethyst retrocedió un paso, alzando aun mas la katana. Su madre rodo los ojos y chaqueó los dedos, una magia mucho mas oscura y rojiza que la de su hija impregno el aire, en una nube de humo rojizo negreo la espada de Damian desapareció y apareció ahora en las manos de Lilith dejando a la adolescente indefensa.

—Dame la espada ahora—ella gruñó.

—No es tuya—Lilith la olió con curiosidad—. Esta impregnada con el olor de alguien mas. ¿Por qué la quieres?

Amethyst pensó en lo importante que era esa espada para Damian, como era su conexión con su abuelo, con el lugar en el que lo habían criado, un pedazo de él como ese medallón los Al Ghul que siempre portaba.

AMETHYST |damian wayne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora