Amethyst Wilson ha sido criada con una sola mision; vengar la muerte de sus padres, asesinar a Batman con sus propias manos. Alimentando su odio hacia los superheroes, Amethyst vive con quien es como un padre para ella; Slade Wilson conocido como el...
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NO PODIA OCUPAR sus poderes, y no lo haría. Antes de tenerlos bien por completo y manejarlos Slade la había entrenado para ser una maquina de matar con solo su cuerpo, alguien que estaba a la altura y aun mas de cualquier persona en la liga de asesinos. Sería una vergüenza si después de todos estos años ella ahora solo ocupara sus poderes para pelear, dependiendo de ellos.
El cuadrilátero en el que estaba era de considerable tamaño, ya llevaba una hora allí y apenas había empezado a calentar, el hombre frente a ella en cambio estaba en una situación deplorable y aun así no se rendía, Amethyst podía admirar eso. Los gritos de la gente a su alrededor solo la molestaban, le hubiera gustado que pusieran una intro de algún anime o algún capitulo de Como conoci a su madre de fondo al menos. Vio el reloj en la pared, pronto seria tiempo de ir a las calles y tenía que terminar con su calentamiento, ya era hora. Su oponente queriendo aprovechar de que ella se vio distraída le lanzo un puñetazo sin éxito, ella antes de que le tocara el rostro, tomo el puño en sus manos, lo doblo, le pateo con fuerza el lado de las costillas derechas haciendo que se arrodillara, le pateó ahora la caja torácica.
— ¡Dale! ¡Con la silla!— le gritó Constantine desde el publico que la rodeaba, la mano la tenía hecha un puño elevándola con un fajo de billetes.
— ¡Por ultima vez no usare la silla por mas divertido que se vea!— Amethyst gritó a la vez que le daba un último puñetazo al tipo haciendo que cayera al suelo, noqueado por completo, vio la silla que algunos usaban en la esquina sin ser tocada. El arbitro dio un pitido revelando que había acabado la pelea después 10 segundos de que el sujeto quedara inconsciente, muchos se quejaron siendo que perdieron su dinero, otros celebrando.
— ¡La niña loca ganó por tercera vez!— el arbitro gritó—. Y quédense en sus asientos señores y señoras que ahora vienen... ¡el demoledor contra el demonio rojo!
La adolescentes se agarro de las cuerdas del ring saliendo de este, recibiendo aplausos y cumplidos de desconocidos mientras iba hacia el hombre rubio con abrigo que se estaba empezando a fumar un cigarro mientras contaba dólar por dólar.
— Ahora entiendo mucho mejor a mi tia Selina, sería un sueño bañarse en billetes de 100— ella opinó, esta era sin duda la forma mas fácil de ganar efectivo.
— Tu novio tiene tanto dinero y así te estas ganando la vida?— Constantine alzo una ceja.
— No quiero su dinero— ella frunció el ceño—. Al principio fue divertido pero me hace sentir... no lo se, rara, no me gusta. Puedo valerme por mi misma.
— Digna hija de Lilith.— Constantine le dijo entregándole la joya amatista que Damian le habia regalado en su cumpleaños y que ella se quitaba siempre que iba a estas peleas clandestinas. Lo único malo es que era terrible para los números, lo bueno era que Constantine era un experto en apuestas de bares, asi que mientras ella peleaba, el hechicero manejaba las apuestas y el dinero. Ni Damian ni Zatana sabían que ellos dos estaban aquí.
