25: wintergreen

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AMETHYST HABIA ignorado todas las llamadas de Slade y antes de subirse al avión había lanzado el teléfono al basurero

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AMETHYST HABIA ignorado todas las llamadas de Slade y antes de subirse al avión había lanzado el teléfono al basurero. Eran seis horas de Ciudad Gotica a San Francisco, después de sobornar a muchas personas y un vuelo de primera clase, Amehyst tenia a Leia registrada como una rara especie de gata domestica. Estaba en un avión, rascándole las orejas a Leia, con una copa de Coca-Cola y una hamburguesa junto a ella mientras veía Star Wars; una nueva esperanza, siempre que se sentía triste la alegraba ver a Luke Skywalker y a Han Solo. La amable azafata incluso el dio un tazón de leche a Kiara quien ronroneó contenta.

—¿Su padre la esta esperando, señorita Wilson?—la mujer le sonrió.

—Si, señorita—Amethyst sonrió con una sonrisa falsa—. Mi padre me espera en San Francisco.

Al ver a una niña viajar sola en avión, las azafatas muejeres eran muy amables y a cada momento preguntaban si estaba bien, tal vez por todos los casos de trafico humano. Pero hacia a la chiac sonreir el hecho de que la azafata se preocupara por ella, significaba que la humanidad aun no estaba perdida y no habían gente tan horrible como Damian o Slade.

El resto del viaje Amethyst se vio el capitulo cinco de Star Wars y estaba a punto de terminar el seis cuando el piloto anuncio que pronto llegarían a san francisco, ella abrió la pequeña cortina para ver como llegaban poco a poco a la ciudad, vio el popular puente que no había visto hace años. San Francisco. Tenia un día para hacer todo lo que planeaba hacer; un día para ir por su madre, para liberar a Lilith, tal vez la única persona...o cosa que había sido honesto con ella.

Cuando salió del avión saco su equipaje y rápidamente entró por las entradas prohibidas y de fácil acceso para no pasar por el detector de metales como le había enseñado Slade. Pidió un taxi y lo primero que hizo fue a comprar un teléfono nuevo, luego le dio al taxista la direccion de la vieja mansión de Slade.

—¿Asi que de donde eres niña? No se ven chcias de quince años viajando solas.

—Soy de Gotham.

—Ah...bueno, eso explica muchas cosas, como que no tengas miedo de viajar sola.—el respondió—. Cualquier persona de Gotham es mas dura que cualquiera.

—Como los debiluchos de Metropolis con Superman—ella rio.

—Bueno aquí están los titanes, es casi un centro turístico aunque nadie puede entrar—ella vio desde lejos esa torre con forma de T. Él siguio—. Te lo digo, ya que muchas chicas de tu edad van siempre al puente a verlos, se vuelven locas con los superhéroes como chico bestia y Robin, el de tu ciudad.

Al oír Robin ella hizo una mueca, viendo por la ventana  la ciudad de San Francisco.

—Lo tendré en consideración—ella murmuró, mientras le rascaba las orejas a Leia en las ultimas semanas había crecido un poco pero seguía siendo una cachorra. El taxista se detuvo en el medio de la nada, se dio la vuelta par ver a la chica.

AMETHYST |damian wayne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora