21: piano

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EL LUNES EN la mañana Amethyst sintió que ya se estaba acostumbrando a la vida escolar, sin embargo todo el día estaba en alerta constante sobre los demonios o sobre cualquier persona

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EL LUNES EN la mañana Amethyst sintió que ya se estaba acostumbrando a la vida escolar, sin embargo todo el día estaba en alerta constante sobre los demonios o sobre cualquier persona. Pensaba todos los días en ese loco que la reconoció como la hija de Lilith y que reconoció su nombre que usaba como mercenaria; Osleya. Ese nombre había venido en un sueño, lo había soñado, como todos alababan a una mujer con una espada en mano y le gritaban ¡Osleya! Que para ella, no sabia como, significaba ¡la campeona!

Slade aun no le compraba el violín, por lo que entrenaba con su espada, ese lunes en la noche debían ir al cementerio para conocer a su nuevo empleador. Era alguien llamado Dimitri, al principió Amethyst había pensado que tenían que hacer otro trabajo para los rusos, pero en realidad era  de una secta, típico, los que pagaban mejor eran normalmente los de cultos y los políticos. Se iban a reunir en un cementerio, como le explicaba Slade a través del teléfono mientras Amethyst caminaba a la escuela.

—¿Un cementerio?—ella alzo una ceja—. No me digas; es un tipo que nunca lo invitaron a la graduación y vive en el sótano de sus padres.

—Es mucho dinero, niña, lo que necesitamos y mas.

—¿De...de verdad?—ella murmuró.

—Si, pronto podrás tener cuantos violines quieras—él le afirmó.

—Pues no puedo esperar por conocer a nuestro rarito del cementerio. Cuando llegue a casa me puedes dar los detalles?

—Si, sé cuidadosa.

Amethyst colgó el teléfono mientras se dirigía a su clase, se sentó junto a Tatiana que amablemente le había reservado un asiento. Sin embargo se agarró la cabeza cuando sintió una voz susurrante.

"Liberame de esta jaula, mi preciada hija...."

—Callate por favor—Amethsyt murmuró.

"Liberame, ayúdame"

Lo peor de la clase fue que la voz no dejo de molestarla y no podía dejarla concentrarse, apretó los dientes con fuerza pero era imposible, estuvo una hora escuchando unja voz, la voz de su madre suplicándola que la liberara.

En cuanto se termino, la campana sonó y Amethyst no pudo ponerse mas feliz, como si la campana hubiera bloqueado a su madre, se toco el collar amatista con inquietud, mientras se sobaba la cabeza. Se disculpo con Tatiana y fue al salón de música, pensó que estaba vació sin embargo se sorprendió cuando vio a alguien.

Era Damian, quien estaba sentado frente al piano blanco y en cuanto Amethyst entró, alzo la cabeza. Ella lo saludo con la mano mientras cerraba la puerta.

—Así que...—ella dijo acercándose y recargando su peso en el piano, viendo con interés a Damian—. ¿Vas a tocar o no Dooley Wilson?

Él la miro expectante.

—Es el pianista de Casa Blanca—ella rodó los ojos ante el sin entender su referencia, sonrió—. Toca, vamos, por favor

AMETHYST |damian wayne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora