Noviembre

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Lo bueno que tienen los exámenes es que estás tan ocupada que los días pasan realmente rápido, y ya era 12 de noviembre. Eso quería decir que Luisita no cabía en sí de los nervios.

Se sentó frente al sofá mientras esperaba a que Marina preparase palomitas.

"Madre mía. Voy a ver a Amelia. Bueno, ver tampoco. Pero es lo más cerca que volveré a estar. ¿Qué hago si no me gusta la película? No puedo mentirle, claro que no. ¿Pero cómo voy a decirle la verdad? Tengo que apoyarla. Claro que sí, Luisita."

- Dame cinco minutos y ya estoy. – interrumpió Marina sus pensamientos.

- Joder, Marina. Date prisa.

Mientras esperaba, Luisita fue buscando la película en Netflix. Miró la portada, pero en lo único que se fijó fue en la morena.

-Vale, ya estoy aquí. – volvió a interrumpir su amiga.

- ¡Por fin!

Cuando Luisita estaba apunto de darle a play, Marina la detuvo.

-Espera, espera... no tan rápido. Este mes ha sido un poco locura y ni si quiera nos hemos sentado a hablar de lo que pasó en la fiesta de Halloween. O más bien, lo que pasó fuera de la fiesta. Aunque a juzgar por el paseo de la vergüenza que hiciste, creo que me hago una idea– le guiñó el ojo a una Luisita que puso los ojos en blanco.

- Eres tonta, Marina. – no pudo evitar reirse al recordar su situación, ella con sus tacones en la mano mientras iba con ese vestido rojo de cuero super ajustado sin bragas.

- Tomo nota. Pero, ¿qué tal la experiencia?

- Fue horrible verse en una casa que no conocía con una chica que no sabía ni su nombre. Sólo quería escapar de ahí.

- ¿Te gustó?

- ¡Te estoy diciendo que lo pasé fatal, Marina! ¿Es que no me escuchas? Sólo pensaba en hacer algún truco de magia en plan escapista y aparecer en la otra punta del país.

- Me refería al sexo.

- Ah. Sí, supongo. Claro que me gustó el sexo. Estuvo muy bien, de hecho. Hacía demasiado tiempo que no me daban un buen meneo.

- ¿Pero...? – intuía que había algo más.

- Pues... no sé, Marina. Creo que me gusta más la complicidad de una pareja que los rollos de una noche.

- Vale que no sea tu media naranja, pero, tendrás que comer ¿no? – intentó bromear al ver que la rubia se había puesto un poco seria de repente.

- Supongo.

Y sin querer, la vista de Luisita se había ido hacia la pantalla de la tele donde todavía se mostraba la portada de aquella película que estaban apunto de ver, y otra vez a esa parte concreta de la foto. Sólo fue un segundo, pero lo suficientemente largo como para que Marina se diera cuenta.

-Ya, claro... ¿te corriste?

- ¡Marina! – la cara de Luisita ya estaba totalmente roja – Vale, deja de mirarme así. Sí, me corrí, ¿contenta?

- Contenta tú, me imagino.

Ambas rieron. Luisita adoraba a Marina y cómo siempre la hacía sentir mejor.

-Bueno, ¿qué? ¿Preparada? – dijo Marina mientras cogía el mando para empezar la película.

Luisita respiró hondo. No estaba preparada, pero las ganas que tenía de verla eran superiores a cualquier cosa.

-Preparada.

La película duraba casi dos horas. Era una comedía romántica, pero no caía en el tópico. Era realmente divertida, y ambas se reían sinceramente en ciertas partes. Pero cuando apareció Amelia... el salón de aquel piso de Londres pareció haberse detenido en el tiempo.

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