Amelia no tenía ni puta idea de lo que estaba haciendo. Se suponía que volvía a casa después de un duro día de trabajo en el teatro donde la habían contratado para un musical en la temporada veraniega, se llenaría una bañera caliente cogería un libro para relajarse, y quizás más tarde llamase a alguna de sus "amigas especiales" para pasar un buen rato.
Pero no, ahí estaba en un vagón de metro con todo el cansancio del día junto a una chica que ni si quiera conocía para darse una paliza pateando la ciudad. Pero extrañamente, prefería ese plan a cualquier otro.
Se tomó un momento para estudiar a la rubia mientras esta estaba distraída intentando obtener cobertura, cosa que le parecía incoherente porque, al fin y al cabo, estaban en un metro. Aquella chica tenía algo, al principio le dio la sensación de encontrarse a una niña frágil pequeña perdida, con esas facciones tan dulces, y, sin embargo, había demostrado tener carácter. Era obvio que Luisita era menor que ella, pero no parecía que fuese una persona infantil, al fin y al cabo, hace falta valor para ir sola a otro país sin conocer si quiera el idioma y sin tener nada planeado.
- No es por volver a desconfiar de ti, pero si me dijeras al menos hacia donde nos dirigimos lo agradecería, ya que eso de no saber a dónde vamos me está poniendo algo nerviosa. – dijo Luisita interrumpiendo sus pensamientos haciendo que Amelia se sobresaltara.
- No te preocupes, nos quedan dos paradas. – le respondió con una sonrisa dulce. Se dio cuenta de que necesitaba ser más amigable con ella para que se relajara un poco, al fin y al cabo era comprensible que fuese así de reacia en un lugar desconocido.
- Entonces, ¿eres de Madrid? – preguntó Amelia para romper el hielo e intentar traspasar esa barrera que parecía haber impuesto Luisita presa del agobio.
- Exacto, ¿y tú? Porque es obvio que francesa no eres.
- Intenta adivinarlo. – Le siguió el juego Amelia.
- Mmm a ver, déjame pensar. Eres española, de eso estoy segura, pero no tienes acento madrileño, ni tampoco un acento muy marcado como el andaluz, gallego, vasco o catalán, así que los descartamos. Diría que más del norte que del sur, así que de algún lugar de Castilla y León o de Aragón, y si tuviese que apostar, apostaría por el último.
- Impresionante. – dijo Amelia tras escuchar toda esa lógica. – pues sí señorita, concretamente de Zaragoza. ¿Eres detective o algo por el estilo?
Luisita se rio sinceramente por primera vez en todo el viaje, su nivel de ansiedad estaba empezando a bajar y estaba empezando a ser ella misma.
- Estoy en el último año de periodismo, aunque hoy es día es casi lo mismo.
Antes de que Amelia pudiera responder a ese comentario, sonó el anuncio por megafonía de que ya habían llegado a su parada. Se puso de pie y empezó a caminar hacia la puerta del vagón no sin estar atenta de que la rubia le siguiera. Empezaron a caminar entre los túneles de la estación buscando la salida y Amelia no puso evitar fijarse en que Luisita andaba abrazada a sí misma, porque, aunque fuera agosto, entre los túneles y a esa hora de la tarde ya refrescaba, así le cogió de la mano para andar de la mano para ir más rápido y entrar en calor, y aunque a Luisita le sorprendió el gesto, no se opuso ya que era evidente que la única intención era guiarla.
En cuanto salieron a la superficie, Luisita se quedó sin aliento.
- ¿Eso es lo que yo creo que es? – dijo Luisita aun con la boca abierta.
- Pues sí, pensé que era de primero de turismo enseñar el monumento más importante de la ciudad así que, no podía hacer menos que llevarte a la Torre Eiffel.
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Nosotras en la Luna
Fiksi PenggemarCada una vive en un lugar del mundo, y sin embargo, el destino hace que una noche en la que Luisita necesitaba escapar se encuentren entre las calles de París. Sabiendo que sólo pasarían juntas esa noche, nada será igual el resto de sus vidas. Histo...