Los días pasaron entre risas y orgasmos, y estaban mejor que nunca. Habían adoptado una buena dinámica entre ellas, en la que no se podían quitar las manos de encima pero a su vez se daban el espacio suficiente para no agobiarse entre ellas.
Amelia a veces se levantaba temprano y bajaba a la playa a hacer sus sesiones de yoga, y lo que más le gustaba de la vuelta es que la rubia seguía desnuda durmiendo en su cama y ella la despertaba a besos. En otras ocasiones, era Luisita la que se despertaba antes y decidía bajar al pueblo para comprarle el desayuno a Amelia para sorprenderla.
Y esto último era lo que había pasado ese día. Luisita bajó con la moto y aparcó en la puerta de una panadería que ya conocía. Salió de ahí con una bolsa con un par de croissants, que sabía que a Amelia le encantaban, pero como aún era temprano y sabía que la morena seguiría dormida, decidió dar un paseo por aquellas calles ibicencas. Había un local al lado de aquella panadería que siempre hacía que Luisita se parara ante el escaparate deseando tener el valor de entrar, pero siempre lo posponía. Sin embargo, había un cartel publicitario de un evento en esa cristalera y aunque no tuviera nada que ver con el negocio de dentro, fue algo que a Luisita le llamó mucho la atención, y decidió hacerle una foto con el móvil para hablarlo con Amelia.
Siguió su paseo hasta llegar a la playa y se quedó observando a lo lejos como las olas y ese sonido le devolvió a aquella primera noche en la que volvieron a besarse después de tantos meses.
Llevaba ahí casi una semana, pero le parecía que eso hubiese pasado hace años. Y con eso se acordó que también parecía que hacía años no llamaba a esa persona que llevaba soportándola toda la vida para contarle sus novedades. Cogió el móvil y esperó que sonaran varios todos hasta que descolgó.
- ¡Pero bueno! ¡Dichosos los oídos! Es verdad, que yo tenía una hermana... hacía tanto que no escuchaba de ti que ni si quiera me acordaba.
Luisita no pudo evitar reírse, cómo la echaba de menos...
- No seas tonta, Mery. Sólo he estado ocupada.
- Eso espero, porque es por lo único que te perdonaría esta falta de noticias, que estés tan ocupada disfrutando que ni te acuerdes del mundo. Aunque supongo que ahora mismo tu mundo tiene nombre de cierta morena de rizos, ¿o me equivoco?
- No, no te equivocas... - y se calló para darle más intensidad al momento
- Caramba, Luisi, ¡suéltalo ya!
Le encantaba hacer rabiar a su hermana, pero en realidad ya no se podía callar más
- Ay, María... ¡qué mujer! Al principio intentamos mantener las distancias, pero ya el segundo día fue imposible... Supongo que no se puede desafiar al destino, ¿no? Si es que, cómo me mira... Dios, me hace sentir que valgo tanto... y no sólo eso Mery, es que cómo besa, cómo me toca, como...
- Ya, ya, Luisi. Ya me ha quedado claro que la mujer lo hace todo bien. – y la rubia se avergonzó al darse cuenta de que estaba hablando de más. – Bueno, lo importante es que estáis bien, pero cariño... Te conozco, intenta tomártelo con calma, ¿vale?
- ¿A qué te refieres?
- A que seguro que estás pensando ya en campanas de boda y para Amelia es su primera relación. No la agobies e ir poco a poco. – al escuchar silencio al otro lado de la línea, María siguió hablando. – Yo sé que lleváis casi un año hablando todos los días y conocéis como es la otra, pero ahora tenéis que saber lo que es estar juntas, que no es lo mismo. Así que llévalo con tranquilidad.
- Tienes razón...
- Bueno, cariño. Te tengo que dejar que voy a ir a ayudar al abuelo al Asturiano.
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Nosotras en la Luna
FanfictionCada una vive en un lugar del mundo, y sin embargo, el destino hace que una noche en la que Luisita necesitaba escapar se encuentren entre las calles de París. Sabiendo que sólo pasarían juntas esa noche, nada será igual el resto de sus vidas. Histo...