Era una mañana más en Los Ángeles y Amelia se encontraba esperando en las llegadas del aeropuerto, pero, a diferencias de las últimas veces que había estado en un sitio así, no la acompañaba el nerviosismo por ver a su rubia preferida, sino que ahora solo estaba tremendamente contenta de estar esperando a su mejor amiga.
Desde que la morena había vuelto a Los Ángeles ya hacía casi un mes, había estado sola en aquel apartamento que compartía con Natalia, ya que la pelirroja se encontraba en Nueva York haciendo un casting bastante importante. Se trataba de un musical nuevo que tenía pronóstico de ser todo un descubrimiento del año, y sabía que no había nadie que se lo mereciera más que Natalia, y si aquello se cumpliría, sería la oportunidad que la pelirroja llevaba esperando tantos años. Pero eso también quería decir que no había tenido oportunidad de hablar con ella sobre lo de mudarse a Madrid.
Aunque Natalia no era la única con la que había hablado poco últimamente. Tanto Luisita como ella tenían tanto trabajo que era imposible coincidir horarios para una sola llamada, y más con la diferencia horaria haciendo mella en ellas de nuevo. Sólo volvían a quedarles sus tan anhelados correos y, aunque en muchas ocasiones aquellos mensajes les habían salvado más que el día, ahora les parecía insuficientes. No era reprochable y es que, habiendo tenido todos aquellos días para ellas solas, cualquier cosa que no fuera el contacto de sus pieles, era insuficiente.
Se alegraba por Luisita, su programa de radio era de las mejores cadenas de España, y la publicidad que se daba por las redes sociales y el hecho de que se emitiera por YouTube, había hecho que el éxito estuviera asegurado, y más con la rubia capitaneando el programa, era imposible que no llegara a lo más alto con su carisma y sonrisa.
Mientras su rubia favorita seguía ocupando su mente como la mayoría de su tiempo, a lo lejos vio aparecer a la pelirroja con una gran sonrisa que se dibujó en su cara en cuanto vio a su mejor amiga esperándola. Cuando llegó a su altura no pudieron hacer más que soltar todo lo que llevaban y abrazarse hasta dejarse sin respiración. Llevaban sin verse desde principios de las vacaciones, antes de que se Amelia se fuera a Ibiza, y aunque fuera verano, había llovido mucho desde entonces y tenían mucho que ponerse al día.
- Te he echado de menos. – dijo Natalia en bajo aún en el abrazo.
- Y yo a ti, Nat.
Se separaron y se volvieron a mirar sonrientes.
- Bueno, vámonos de aquí antes de que nos ves un paparazzi y se piense que estás engañando a tu novia.
Amelia la miro mientras negaba haciéndose la enfadada intentando morderse la sonrisa.
- Eres idiota.
- Lo sé, pero me adoras. Anda vamos que nos va a costar encontrar taxi.
- No te preocupes por eso, nos está esperando el coche.
Natalia la miró extrañada. Sabía que Amelia tenía un coche a su disposición puesto por la agencia de representantes, que básicamente era su chofer, pero también sabia que a su amiga no le gustaba usar ese tipo de servicios. Si Amelia quisiera, tendría todo un ejercito de empleados para ella, pero no sabía que había empezado a usarlos.
-Vaya, no te hacía usando chofer.
-Pues ya ves, cuando una se acostumbra a los lujos, es difícil parar. – y le guiñó el ojo con un aire altanero.
- Ya... - no dijo nada más, no quiso darle importancia, pero ahora se preguntaba en que cosas más habría cambiado la ojimiel durante ese verano.
Cuando llegaron al apartamento, estaba todo impecable, así que supuso que también había hecho uso de los servicios de camareras de piso, aunque eso si que lo agradecía, porque sabía que el poco tiempo que tenía libre la morena, era imposible que lo dedicara a dejar bien el apartamento, y, además, eso también implicaba que ahora tenían comida casera de la buena.
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Nosotras en la Luna
FanficCada una vive en un lugar del mundo, y sin embargo, el destino hace que una noche en la que Luisita necesitaba escapar se encuentren entre las calles de París. Sabiendo que sólo pasarían juntas esa noche, nada será igual el resto de sus vidas. Histo...