Había buen ambiente esa noche. Muy buen ambiente. La gente disfrutaba bailando en la pista como si fuese la última noche de sus vidas, y las risas inundaban el local hasta el último rincón. Amelia estaba sentada en la barra viendo a Luisita trabajar. La observaba concentrada contando el cambio para devolverle a algún cliente, resoplando cuando no la miraban y sonriendo a todo el que le dirigiera la palabra. Menos con su hermana, cada vez que las hermanas intercambiaban palabras acababa en pelea, y Amelia no podía evitar reírse.
Estaba mejor. No bien, pero mejor. Y no porque estuviera intentando aparentarlo, sino que realmente se estaba esforzando por encontrarse a gusto en ese ambiente.
Luisita se daba cuenta. Por muy concentrada que estuviera trabajando, no podía evitar que la vista se le fuera de vez en cuando hacia esa morena de la barra, y no por el hecho de querer asegurarse de que se encontraba cómoda, sino porque la rubia estaba segura de que, aunque no la conociera de nada, seguiría buscando con la mirada a esa chica de rizos perfectos y ojos miel. Estaba contenta de tener ahí a Amelia, pero era como si sólo estuviera ahí el diez por ciento de su persona, y ella no podía hacer nada para animarla porque tenía que estar detrás de esa maldita barra.
María lo notaba, conocía a su hermana. Sabía que estaba loca por terminar el turno y disfrutar de esas horas con Amelia, pero no podía permitirse una baja, así que se prometió que en cuanto hubiera menos trabajo, le dejaría libre.
Amelia se sentía mal estando mirándolas con los brazos cruzados mientras ellas corrían como locas de un lado para otro, incluso se ofreció a echarles una mano, las cuales la rechazaron como si les estuviera diciendo algún tipo de crimen. Ninguna de las hermanas quería que Amelia pasara así sus fiestas, y tampoco pensaban que fuese algo muy bueno para su imagen, ya que hubo más de un grupo de gente que se le acercó reconociéndola por su trabajo como actriz.
Cuando ya estaban cerca de la media noche, llegaron las amigas de la rubia.
- ¡Felices fiestas! - gritó Marina al llegar a la barra y ver a las hermanas. El resto de amigas ya estaban sentadas en la mesa del reservado que les había preparado María.
- ¡Felices fiestas! – dijeron las tres a la vez. Las Gómez y Amelia, de la cual, Marina aún no había reparado en su presencia. Se quedó en shock cuando se fijó que aquella chica sentada en el taburete de al lado era la misma con la que su mejor amiga llevaba soñando ya casi medio año.
- ¿Amelia? – se tenía que asegurar por si acaso estuviera alucinando.
- Me alegro de volver a verte, Marina. – le dijo con una sonrisa mientras se incorporaba para darle dos besos.
- Madre mía, pero, ¿qué haces aquí? – dijo sin salir aún de su asombro.
- Pues ya ves. Escuché que el King's era el mejor bar de Madrid y tenía que venir a comprobar si era verdad, lo cual verifico.
- Anda, anda... no exageres. Lo que pasa es que aquí el personal te trata muy bien. – dijo María guiándole el ojo a su hermana, la cual respondió con una mirada afilada.
- Eso también. – rio Amelia.
- Bueno pues, nosotras estamos ahí sentadas. ¿Quieres venirte? Que no sé, quizás prefieres estar aquí sentada para disfrutar de las vistas. – dijo lo último en bajito para que Luisita no pudiera escucharlas con el ruido de la música.
- Eh... sí, sí. Claro. – dijo una Amelia sonrojada. Era verdad que prefería estar sentada viendo a la rubia, pero tampoco creyó que le hiciera daño socializarse un poco. – Ahora nos vemos, ¿vale? – lo último lo dijo dirigido hacia Luisita.
- Claro. Disfruta. – le respondió con una sonrisa dulce.
Cuando Amelia empezó a caminar, Luisita saltó por encima de la barra para agarrar el brazo de Marina.
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Nosotras en la Luna
FanfictionCada una vive en un lugar del mundo, y sin embargo, el destino hace que una noche en la que Luisita necesitaba escapar se encuentren entre las calles de París. Sabiendo que sólo pasarían juntas esa noche, nada será igual el resto de sus vidas. Histo...