Por primera vez en todo ese tiempo que llevaban en Ibiza, se levantaron tristes. Y es que, hay veces en la vida que nos gustaría tener un gran botón para detener el tiempo, para permanecer toda nuestra vida en un mismo momento. Pero desgraciadamente, la vida avanza y por mucho que te aferres a ese instante, los minutos siguen contando en reloj. Y ellas, por mucho que apretasen ese botón desesperadamente, el tiempo pasaba, igual que aquellos días juntas.
Ambas notaron aquella sensación en cuanto abrieron los ojos, aquella frustración al saber que su último día juntas había llegado irremediablemente, y ellas no podían hacer nada para evitarlo.
Ese día sus besos sabían diferentes, sus abrazos no se sentían igual, y sus ojos se miraban con una connotación de tristeza imposible de ocultar. Seguían en la cama porque pensaban que si no se levantaban podrían quedarse ahí para siempre, si no empezaban el día, tampoco podían acabarlo. Pero aquello no estaba siendo justo para ninguna y lo único que estaba haciendo es agrandar aquel dolor.
Amelia acariciaba el brazo desnudo de Luisita y esta tenía los ojos cerrados disfrutando, queriendo conservar esa sensación para cuando volviera a su casa y estuviera sola en su pequeña cama.
- Luisita. – dijo Amelia en un susurro como si no quisiera molestarla de aquel placer, y esperó a que esta la mirara para seguir hablado. - ¿Qué te apetece hacer hoy?
- Me da igual. – sonaba evidentemente desganada.
- Mi amor...
Ambas prometieron no dejar que la tristeza les amargase la despedida, pero ninguna de las dos lo estaba cumpliendo.
-Perdón. – y se acercó a dejarle un suave beso en los labios. – Pues... podemos disfrutar de la playa por última vez, ¿qué te parece?
- Me parece perfecto. – aunque evidentemente ese "por última vez" le sentó como una patada en el estómago.
- Ayer cuando bajé a por el desayuno pregunté donde había alguna cala algo más privada, para poder disfrutar de intimidad, y me han recomendado una que esta relativamente cerca. No es muy fácil acceder a ella, por eso no va mucha gente, pero esa es la gracia. Poder estar solas.
- Creo que es el mejor plan del mundo – le dijo con una sonrisa volviendo a besarla.
Encontraron las fuerzas para salir de aquella cama y prepararon sus cosas y el almuerzo para pasar el día entero en la playa. Luisita cogió las llaves de la moto y se sentó en ella esperando a que la morena se sentara detrás de ella y esta sonrió al ver lo mucho que se había acostumbrado la rubia a conducirla, quien lo habría dicho cuando montó por primera vez...
Tras algo más de quince minutos de camino, llegaron a la cala. Luisita tenía razón, era difícil de acceder. Tenías que dejar el vehículo que llevarás en lo alto de la carretera y luego bajar a la playa por una cuesta empinada que poca gente haría, pero la recompensa del lugar lo merecía. Desplegaron sus toallas y disfrutaron de aquel maravilloso día. Había poca gente, en realidad, sólo un par de parejas más con la misma idea que ellas de perderse por la isla, pero estaban lo suficientemente lejos como para no molestarse entre ellos. Amelia se había llevado consigo su ukelele, prefería más la guitarra, pero era mucho más cómodo el ukelele de portar, así que decidió que sería una buena idea llevarlo y mostrarle lo que había estado componiendo esos días gracias a la inspiración que le había dado la rubia
Aquel día pareció castigarlas aún más, porque los minutos parecían pasar más rápido que de costumbre. Rieron, se bañaron y se miraron con el mismo entusiasmo como si fuese el primer día. Pero el tiempo no perdona, y ya había llegado la tarde. Se habían quedado solas en aquella playa, y ahora se sentían algo más cómodas en cuanto a las muestras de afecto. No es que se avergonzaran al besarse en público, simplemente que cuando estas en bañador encima de tu pareja besándola en una playa... da demasiado espectáculo para los mirones. Pero ahora estaban tumbadas de lado, abrazadas y sin poder alejarse de los labios de la otra. Sin embargo, ese momento fue interrumpido por el sonido del móvil de la rubia.
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Nosotras en la Luna
FanfictionCada una vive en un lugar del mundo, y sin embargo, el destino hace que una noche en la que Luisita necesitaba escapar se encuentren entre las calles de París. Sabiendo que sólo pasarían juntas esa noche, nada será igual el resto de sus vidas. Histo...