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Al día siguiente, Amelia se encontraba en el set del rodaje de aquella serie en la que había empezado. Ese día despertó con algo de angustia al tener que enfrentarse al mundo tras esas imágenes, pero el trabajo era trabajo. Cuando llegó ahí, estaban en boca de todos, pero no de la misma manera. Se había dado cuenta de que algunos la miraban con recelo, sin embargo, otras compañeras se les acercaron para mostrarle su apoyo. Todos sabían lo difícil que podía ser escapar del ojo de una cámara.

Aquella noche apenas pegó ojo pensando en Luisita. No era algo nuevo que pensara en ella tumbada en la cama cuando la oscuridad de la noche la envolvía, pero solía ser soñando con aquellas noches que tuvo para ella aquel cuerpo perfecto que aún no había superado. Esta vez el motivo era diferente, esta vez estaba preocupada por ella. Temía como podía afectarse si salía su identidad a la luz, y no solo en cuanto a si tendría problemas con el trabajo, sino también como podría afectarle a nivel personal.

Ella ya se había acostumbrado a la exposición pública, a los rumores a su espalda y a que se juzgue absolutamente todo lo que haga. Pero la rubia no sabia que era eso, y no quería que lo descubriera. Además, si las descubrían y la gente empezase a juntarlas, ¿en qué dejaría eso su amistad? Porque obviamente se vería afectada por aquellas opiniones, y quizás ellas empezasen a actuar raro. No, ella no quería volver a ver tambalear su amistad por nada en el mundo.

Así que, entre esa falta de sueño y lo nerviosa que estaba, aquella mañana se le estaba haciendo eterna. Le quedaban un par de escenas por grabar y ya se podría ir a casa. Para aquella serie no vestía con uniforme de policía, sino que casi siempre vestía con camisa y chaqueta de cuero. Le encantaba aquel look, pero si había algo que odiase de él eran los tacones, ¿por qué todas las detectives de las series tenían que ir en tacones? Nadie corre en tacones.

Ya se estaba preparando para la última escena y necesitaban revisarle el maquillaje y algún que otro retoque más. Se apartó a un lado del set para no estorbar al resto de compañeros que grababan. Se abrió la camisa para que le pudieran recolocar también el micrófono que llevaba pegado al pecho, ya que a veces en las escenas de acción se le despegaba un poco. El chico encargado de la tarea revisó el micrófono, pero Amelia se dio cuenta de que aquello le estaba llevando más tiempo del que debería y cuando le miró a la cara, se fijó en que sus ojos no estaban mirando precisamente el micrófono. Se dio cuenta de que había sido descubierto y, al contrario de intentar disimular, se dejo mucho más en evidencia.

- Así que eres lesbiana... - le susurró – vaya pena, porque te aseguro que tú y yo podríamos haber hecho barbaridades...

Amelia se quedó totalmente paralizada, ¿qué mierda estaba pasando? Por un momento no supo qué hacer, pero reaccionó cuando se dio cuenta de que esa mano estaba empezando a descender hacia su sujetador. Nadie se esperó lo que sucedió, y menos aquel chico, pero la bofetada que le dio Amelia fue como para haberle dejado en coma.

Absolutamente todos los que estaban en aquel plató se dieron cuenta de lo sucedido, e incluso algunos habían escuchado algo de aquella conversación en la que más bien Amelia dijo poco. Y no, no actuaron antes de que aquello pasara, desgraciadamente algunos trabajadores estaban demasiados acostumbrados a esas situaciones, pero esta vez no dudaron en servir de testigos para Amelia cuando decidió hablar con el director. E incluso otras actrices la acompañaron en señal de apoyo. Aparte de una buena marca en la cara, aquel chico se fue a casa con una carta de despido que aseguraba que nadie volvería a contratarlo para trabajar con actrices.

Pero en cuanto Amelia salió del despacho y miró su móvil, aquel suceso ya estaba por todas las redes sociales. "Dos días seguidos siendo trending topic, genial Amelia". Suspiró. Se dirigió hacia donde la esperaba el coche de la productora para que la llevara de una vez al apartamento. Estaba tan enfadada con aquel mundillo que estaba apunto de tirar la toalla, pero recordó como Luisita le dijo que ella podría con todo eso, y no es que la creyera, pero no quería decepcionarla. Así que decidió que lo mejor sería descansar, tomar una copa de vino con Natalia para despejarse y recargar pilas para enfrentar el mañana.

Nosotras en la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora