Capítulo 26

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El sol se alzaba con fuerza en el cielo asgardiano, dando la bienvenida al primer año de vida de los príncipes. Gaia se había despertado temprano y junto a sus damas preparó algunos regalos para los pequeños que aun dormían plácidamente en sus cunas. Al despertarlos, lo primero que hicieron fue darles de comer, para después ponerse a jugar junto a ellos.

La habitación estaba llena de alegría y risas, pues los pequeños se encontraban con demasiada energía. Pronto, Thor hizo acto de presencia, para después comenzar a jugar con los herederos. Gaia disfrutaba viendo a sus hijos jugar con el rubio, pues le gustaba presenciar la familia que eran.

-Personas del pueblo han dejado presentes para ellos- informó Thor a la reina.

-Espero les hayas dado las gracias- mencionó la ojiazul, viéndolo a los ojos.

-Tranquila, lo he hecho-

-Perfecto-

Toda la tarde, los reyes de Asgard la pasaron con sus hijos, disfrutando de la celebración privada de su primer año de vida. Ambos se sentían tranquilos al ver a los pequeños con bien, y demasiado felices con los pequeños juguetes que habían recibido de los más allegados a los reyes.

Por la noche, Gaia se dirigía al bifrost, siendo ocultada por una túnica oscura. Heimdall la recibió con una reverencia, mas la ojiazul solo le sonrió con tristeza. Ese día era un motivo de festejo, pero la realidad era que muy dentro suyo se desataba una guerra, pues le recordaba aun más al hombre que siempre amó.

-Majestad, no debería de estar aquí-

-¿Cómo están mis padres, Heimdall?- preguntó la ojiazul, intentando desviar la obvia razón por la que estaba ahí.

-Su familia se encuentra a salvo- respondió sin más- y ese midgardiano parece estar bien- mencionó el guardián del bifrost, sin que Gaia le hubiera preguntado por él.

-Define bien- murmuró la joven.

-Su vida huyendo lo mantiene en movimiento, pero se encuentra bien- explicó Heimdall, haciendo suspirar a la reina- si necesita un consejo; le recomiendo que lo aparte de su mente. No le hará bien-

-Es lo que llevo intentando hacer desde que llegué a Asgard, y no funciona- Gaia sintió demasiado peso sobre sus hombros de pronto.

-Tendrá que hacerlo... - las palabras del guardián quedaron en el aire, pues repentinamente volteó hacia el pueblo asgardiano.

-¿Qué sucede?- preguntó alarmada la ojiazul.

-Han escapado de las celdas- respondió. Gaia sintió su rostro palidecer al escucharlo.

-No dejes que nadie salga de Asgard- ordenó con voz decidida la reina, para después emprender el vuelo hasta las celdas.

El lugar se encontraba en un caos, pues cientos de prisioneros peleaban con los guardias que custodiaban el lugar. Gaia de inmediato dejó que su poder fluyera de su cuerpo, y creó una capa de energía en la puerta, sirviendo de barrera. Pronto, quienes habían escapado de las celdas comenzaron a intentar atacarla, pero la reina no dejaba que siquiera se le acercaran.

De sus manos emanaba el fuego, el cual arrojaba a quienes intentaban herirla. Los seres que más predominaban en ese momento eran los merodeadores, por lo que se imaginó que se trataba de una revuelta de su parte. Minutos más tarde, el sonido de los rayos llegó a sus oídos, por fin Thor hacía acto de presencia.

El rubio caminó a paso rápido hasta llegar al limite creado por la energía de Gaia, quien le permitió atravesar su poder. Ambos se encargaban de detener a todos los enemigos, pero el numero parecía crecer sin detenerse. Con ayuda de todo un grupo de guerreros, pudieron mantener a raya a quienes habían escapado, y los regresaron a sus respectivas celdas.

Mystic: The life changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora