Capítulo 34

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Gaia abría los ojos en la oscuridad de la noche. Sentía su cuerpo demasiado pesado y dolorido, causa del enorme esfuerzo que había hecho al crear aquel campo alrededor de Asgard. Con un poco de dificultad se sentó en la cama y observó su alrededor. Odiaba lo que sus ojos captaban, la realidad de estar atada por cientos de años a un mundo al que no pertenecía realmente la agobiaba. El recuerdo de lo ocurrido llegó de pronto, y no pudo evitar derramar la primera lágrima.

Anhelaba con todas sus fuerzas regresar a la tierra y correr a los brazos de Steve. Necesitaba sentir esa comprensión que solo él le daba; sentir esa calidez para poder tranquilizarla en sus peores momentos; lo necesitaba a él. El llanto volvió a tomar fuerza en ella, pero su poder no se activó, por lo que nadie advirtió su tristeza. Gaia no dejaba de escuchar las palabras que Odín le había dicho cuando el rey estaba en cama, y solo empeoraba su situación.

Ella sabía que algo de verdad había en sus palabras. Había llevado la destrucción a Asgard, incluso cuando no lo quisiera; había causado aun más ruptura en el equipo de superhéroes al atacar a Stark; y parecía que esa maldición también perseguía a sus hijos. Pensar que tanto Lynette como Einar tendrían que pasar por tanta destrucción por su culpa la destruyó por completo. Esos dos pequeños seres de luz que habían llegado a su vida serían victimas de su propia madre. Fue entonces que el deseo de desaparecer la arropó con fuerza.

La reina se puso de pie y caminó por la habitación, hasta que llegó al mueble donde escondía sus escritos, así como algunos artilugios varios. Entre los papeles y demás cosas, había tres dagas, y tomó una. Su situación no la dejaba pensar con claridad, y lo que estaba por hacer lo demostraba.

Con el corazón destrozado y el rostro lleno de lágrimas, posicionó la punta de la daga en su corazón, dispuesta a terminar con su vida para liberar a sus hijos de su desgracia; pero el recuerdo de los pequeños riendo a su lado la frenaba. Terminar con su vida significaba tenerle que decir adiós a sus hijos, un adiós eterno. Lloraba a más no poder, estaba decidida de terminar con esa maldición, aun cuando ella no los volviera a ver.

Tomó el mango de la daga con fuerza y tomó impulso para incrustárselo, mas un par de manos tomaron el arma y lo arrojaron lejos de ella

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Tomó el mango de la daga con fuerza y tomó impulso para incrustárselo, mas un par de manos tomaron el arma y lo arrojaron lejos de ella. Gaia ni siquiera necesitó voltear a ver quien era, pues esa energía oscura emanaba con fuerza. Loki parecía realmente aterrado de haberla visto a punto de terminar con su vida, por lo que la abrazó con fuerza.

Gaia lloraba con fuerza en el pecho del dios del engaño. Realmente había estado a punto de terminar con su vida, casi perdía a sus hijos. Sus pensamientos estaban plagados de todos los momentos horribles que había vivido, y no se alejaban. Estaban aferrados a ella como un parásito que se alimentaba de su miedo y tristeza.

-Tranquila, todo está bien- murmuró Loki, mientras acariciaba el cabello de la ojiazul.

El pelinegro la sujetaba con delicadeza para no asustarla. El cuerpo de la reina temblaba ante la adrenalina y el temor que sentía. Nuevos pasos se escucharon por la habitación, por fin Thor salía de su estado de shock.

Mystic: The life changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora