Capítulo 52

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El sol que se alzaba sobre el cielo asgardiano brillaba menos ante la muerte de la reina de Asgard. La primogénita de Odín sonrió con satisfacción al verla cerrar los ojos tras su tacto. Nadie le había advertido a la joven que Hela podía matar a alguien con solo tocarla.

-No eras tan buena contrincante- se burló.

Al darle la vuelta al cuerpo de la joven, el collar con la gema que Loki le había entregado salió de su traje. Hela sabía el verdadero poder de esa gema, por lo que intentó tomarla, mas recibió una ola de energía en su lugar. Al volver a acercarse, notó que la reina era cubierta por una delgada capa de energía que la protegía.

-Imposible...-

Entonces entendió que la reina no había muerto realmente, la gema había evitado el efecto de su tacto, mas la había logrado sumir en un sueño demasiado profundo, del cual tal vez no despertaría. La mujer ordenó a un hombre que trasladara a la reina a la sala de sanación, con la intención de que su cuerpo permaneciera cuidado; si no había logrado tomar la gema, usaría su cuerpo como fuente de poder.

~*~

Gaia sentía su cuerpo por demás pesado. Intentaba abrir los ojos, pero era como si estos se encontraran pegados. La ojiazul intentaba, con todo el poder que podía, despertar de aquel estado, mas su cuerpo no reaccionaba a lo que le pedía. Sentía su interior agitarse ante sus intentos por despertar, pero nada funcionaba; fue entonces que tomó una opción poco convencional. Se concentró lo suficiente en sí misma, en su alma y tranquilidad, y pudo abrir los ojos nuevamente. Miró su alrededor con miedo, sobre todo al verse a sí misma recostada en aquel lugar, su proyección astral había funcionado.

Muy pocas veces había logrado hacerlo, pues Loki alegaba que aun no contaba con el suficiente control sobre la magia. La reina fue consciente del lugar en el que se encontraba, pues el lector de almas rodeaba su cuerpo. Con agilidad pudo salir de ahí sin ser detectada por los seres que rondaban el castillo. Gaia sintió demasiado temor al ver aquellos seres en estado de putrefacción caminando por el palacio. Aun con el miedo que eso podía causarle, la joven se dirigió hasta el pasadizo que llevaba al bunker.

Para su suerte, parecía que nadie había logrado encontrar el pasadizo, por lo que sabía que los asgardianos estaban a salvo. El camino era oscuro y frío, mas era el lugar más seguro que había en Asgard por el momento. Al llegar al final del camino, frente a ella estaba el gran árbol que funcionaba como fuente de poder para las runas que rodeaban el recinto, así como algunas personas caminando con tranquilidad por ahí. Adultos, niños y ancianos se encontraban a salvo en aquel lugar que había creado tiempo atrás, y que esperaba nunca tener que utilizar.

Su mirada viajó por todo el sitio, hasta que en la lejanía pudo escuchar a Heimdall, ayudando a algunos asgardianos. La reina se dirigió hacia él, pasando lentamente por el sitio. En su pecho sentía una gratitud enorme ante la idea que había surgido de la nada para crear ese lugar. El guardián del bifrost volteó hacia atrás de él, sintiendo la presencia de la ojiazul. Heimdall la miraba directamente, como si se encontrara físicamente en ese lugar.

-Majestad, me alegra que haya encontrado la manera de estar consciente- espetó el guardián.

-Pues no lo estoy del todo. La proyección a veces falla- confesó la reina, haciendo sonreír levemente al hombre- Heimdall, ¿qué ha pasado allá afuera?-

-Hela ha despertado a sus antiguos compañeros de guerras, y estos atemorizan al pueblo que aun no ha podido llegar hasta el refugio-

-Necesitamos reunir a todos los que faltan- mencionó la ojiazul.

-Lo sé. He intentado guiar a la gran parte de ellos hasta el bosque, pero esos seres terminan encontrándolos y llevándolos de regreso al pueblo-

Mystic: The life changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora