Capítulo 2

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Habían pasado un par de días desde que Gaia había ido a casa de sus padres. Actualmente se encontraba en su departamento viendo televisión, pero nada podía sacarla de aquella incertidumbre al saber que sus padres eran monitoreados mediante los micrófonos puestos por el gobierno.

El día se encontraba en su hora dorada, la vista del atardecer desde su ventana era muy escasa, debido a que vivía en un tercer piso, enseguida de edificios más altos. Pero aquel atardecer dorado fue fácilmente opacado debido a un brillo extraño que se reflejaba en su ventana. Gaia rápidamente se levantó de la cama, pues conocía aquel destello, además del sonido que lo acompañaba. El Bifrost se encontraba en su balcón, lo cual le preocupaba, pues si el gobierno llegaba a rastrearlo, sabrían de su paradero.

Aun con toda esa preocupación, se preparó para saludar a Thor, pero para su sorpresa, no se trataba de él, sino de lo que parecía ser un guardia.

-El rey Odín me ha mandado para pedir su ayuda- aquello la asustó un poco, pues nunca pensó que el padre de Thor le pediría ayuda a una mortal. 

-¿Dónde está Thor?-preguntó la pelinegra.

-Es por él por lo que Padre de Todo ha pedido su ayuda, se encuentra en peligro-aquello la puso alerta, por lo que sin mucha resistencia acepto ir a ayudarlo.

El guardia le pidió que lo tomara del brazo y así no cayera en el universo. Al abrirse el Bifrost, Gaia solo pudo voltear hacia arriba y ver como las estrellas le formaban un camino. Para ella, aquello era demasiado hermoso. Miraba maravillada lo que presenciaba, pero el recorrido hasta Asgard no tardó mucho.

Una vez llegó, lo primero que vio fue una especie de cúpula dorada, donde se encontraba el guardián del Bifrost, Heimdall. Este le hizo una reverencia a la pelinegra, lo cual la hizo sentirse incomoda, pues no estaba para nada acostumbrada a aquella solemnidad con la que solían tratarse en Asgard. El soldado que había ido por ella comenzó a avanzar hacia el pueblo que se miraba más adelante, por lo que la joven lo siguió.

Mientras avanzaba, diferentes casas comenzaban a aparecer ante ella. Los asgardianos empezaban a murmurar y a alejarse de ella. Gaia los miraba con timidez, pues sentía que invadía su pueblo. Pronto comenzó a sentirse incomoda con lo que llevaba puesto, pues los demás la miraban de pies a cabeza, como si fuera un insulto lo que vestía.

Una vez entraron al palacio, el guardia la llevo hasta la sala del trono, donde aguardaba el rey Odín, padre de Thor. El soldado se detuvo ante una gran puerta, la cual, al abrirla, dejó ver una habitación enorme que justo al final tenía un gran trono y en él se encontraba el padre de todo.

-Por fin nos conocemos en persona, Gaia Bronte-la poderosa voz de Odín hizo que la aludida se sintiera pequeña ante él. La pelinegra caminó hasta estar cerca del trono y se arrodilló ante el rey de Asgard. Gaia no conocía prácticamente nada acerca de las maneras de Asgard, pero había visto algunas veces en la mente de Thor cómo él se arrodillaba ante su padre, y fue lo que hizo ella. -De pie- dijo el hombre hacia Gaia- traigan de inmediato a mi hijo-ordenó al soldado, el cual asintió y salió de la sala.

-Me han dicho que Thor está en peligro y que por eso me pedieron venir-la voz de la pelinegra denotaba miedo por la persona que tenía frente a ella- ¿qué le ha pasado?- a pesar de su estado, quería saber qué le había sucedido a su amigo.

-Thor se encuentra bien-fue lo único que dijo Odín.

-¿Entonces por qué estoy aquí?-

-Sabía que no vendrías hasta Asgard sin una razón que te obligara a hacerlo-Gaia comenzaba a sentir que algo no estaba bien con todo eso y esperaba que Thor la ayudara a salir de ahí.

Mystic: The life changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora