Gaia caminaba con tranquilidad por la calle, hasta que por fin llegó a casa. Había estado solo un par de días en Bruselas, días que había estado cuidando de Steve en la lejanía. Al abrir la puerta se encontró con su padre, quien le sonrió al verla sana y salva. Al entrar, escuchó a sus hijos reír mientras veían la televisión, por lo que caminó hacia ellos.
-¡Mamá!-ambos corrieron hacia ella, por lo que reina los tomó en brazos, a pesar de ser tan pesados.
-Ya no hay que darles tanto pan, o serán como un minion- dijo la ojiazul mientras caminaba hasta el sillón.
La pelinegra siempre se sentía más tranquila cuando estaba junto a sus hijos, y no era para menos, tanto tiempo sin ellos solo hacía que deseara con más fuerza estar a su lado.
El día pasó tranquilo junto a su familia, pero los sentimientos sobre lo sucedido en Bruselas aún seguían vigentes en ella. Realmente deseaba haber estado junto a Steve como antes, pero no podía hacerle eso a Thor. No pensaba causarle ese dolor nuevamente.
Por la noche, la ojiazul se encontraba recostada en su cama, mientras veía dormir a sus hijos en sus cunas. Todo lo que había pasado la tenía demasiado agotada emocionalmente, sobre todo al recordar la mirada decepcionada de Steve al darse cuenta de que no la encontraría.
Nuevamente sus ojos se llenaron de lágrimas y no pudo evitar llorar, mas no hizo el más mínimo ruido para no despertar a los gemelos. Deseaba estar con Steve, lo anhelaba más que cualquier cosa, pero estaba atada a un mundo diferente, donde los peligros eran más grandes que en la tierra.
Aun cuando no quisiera reconocerlo, Asgard era su nuevo hogar, y tenía que adaptarse a la idea; cosa que antes había hecho, pero el ver a Steve tan de cerca había removido viejos sentimientos. Con su cabeza hecha un desastre, la ojiazul quedó dormida, dejando que la inconsciencia ayudara a calmar su afectado corazón.
En medio de la penumbra, un rostro que para Gaia era familiar se presentaba en su habitación. Los pasos sigilosos alertaron a la reina, quien fingía dormir para sentir qué haría esa persona. Dispuesta a atacar, se sentó rápidamente en la cama y creó dos esferas de energía, pero al ver el rostro de Loki frente a ella bajó la guardia.
-¿Qué haces aquí?- preguntó la ojiazul con confusión, pues no sabía que podía hacer algo así a pesar de tener las ataduras en las muñecas.
-Te necesitamos. Una horda de gigantes de fuego atacan Asgard- dijo con urgencia el pelinegro.
Gaia se puso de pie de la cama y caminó hacia Loki, quien de vez en cuando desaparecía de su visión. Las cosas debían de estar realmente mal como para que el dios del engaño tuviera que utilizar sus poderes de esa manera para llamarla.
-No quiero irme sin despedirme- mencionó la ojiazul con pesar.
-Despídete de ellos, pero tienes que venir... tienen a Thor- aquellas palabras realmente alertaron a la reina.
Gaia atravesó la imagen de Loki y corrió escalera abajo. Tendría que irse sin avisar, pero esperaba regresar tan pronto la situación con los gigantes de fuego estuviera controlada. Tomó una hoja que había en un mueble y dejó una nota diciendo que volvería después, pero que necesitaba regresar a Asgard en ese momento.
Tras dejar la nota en un lugar visible, la reina salió de la casa y voló de regreso hasta el gran bosque donde siempre solía aparecer. Al llamar a Heimdall no hubo respuesta, lo que la aterró aun más. Con desesperación, hizo que su cetro fuera visible, y llamó al bifrost nuevamente, mas nada ocurría. Se sentía desesperada y angustiada por lo que podía estar pasando en el pueblo asgardiano.
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Mystic: The life change
FanfictionHan pasado tres meses desde la separación de los vengadores, tres meses desde que Steve había dejado de estar a su lado. Su embarazo iba avanzando y con ella los deseos de una familia, pero no tenía al hombre de su vida al lado. Mas una invitación d...