- Te propongo un trato.
- ¿Cuál?
- Un año, sólo dame un año Wheein.
- ¿Para qué?
- Para tenerte conmigo. Pero tienes que dejar de ser arrogante.
- No soy arrogante algodoncito de azúcar.
- Tampoco digas cosas así.Me había puesto de pie para enfretarla, dos podían hacer el mismo juego:
Alcé su rostro para que me mirara y le pregunté coquetamente:
- ¿Qué cosa?
- Tampoco imites mis jugadas.
- Una sola no puede jugar, no es divertido.
- Pero eso hará que te quedes más de un año.
- ¿Por qué?
- Porque eso va a hacer que me confunda ¿si? Tan sólo aguanta un año conmigo, no te pido más, luego volverás a Corea con tus padres, tómalo como unas vacaciones.¿La confundiré? Ahhh... ya entendí, tiene razón, no puedo dejar que se enamore más de mi.
- Trato hecho.- estiré mi mano.
Ella la estrechó y se quedó observando la unión con una sonrisa melancólica, le iba a costar y yo lo sabía.