SECRETOS

79 10 0
                                    

[...]

En la noche después de tocar la puerta entró tranquilamente Hyejin:

- Hola pequeña.
- Hola gigante.

Rió ante mi saludo y bueno, sigo diciendo que convivir con ella no debe ser tan duro.

- ¿Cómo estás?
- Bien supongo, estaba pensando como torturarte por un año.
- Eso suena divertido para ti.
- Muy divertido...- puse una sonrisa divertida.
- ¿Cuáles son tus maléficos planes?
- Dejarte en quiebra.
- Puedo soportarlo.
- ¿Enserio?
- Sí.
- Así no es divertido Hyejin...
- ¿Ya cenaste?
- Imagino que ya te dieron esa información.
- No pido tu información sin antes preguntarte, no tiene sentido así.
- No he cenado aún, me dijiste que vendrías a cenar conmigo ¿lo olvidaste?
- No lo olvidé, pensé que comerías para no cenar conmigo.
- Vamos a llevar la fiesta en paz, no quiero problemas.
- Eso suena bien.
- Vamos, muero de hambre.

Me levanté de inmediato y la empujé para que salieramos de la habitación rápidamente, enserio me moría de hambre y por esperarla mi estómago me había estado rugiendo.

- ¿Qué quieres? ¿malteada con cupcakes?
- Esta vez paso, no de nuevo.
- Lo sabía.
- Señorita Ahn, su café y pan tostado.

Vi que le pusieron su parte de inmediato, ya la conocen años y por eso saben lo que quiere.

- Gracias ¿Qué vas a querer Wheein?
- Uhmmm... leche con galletas.
- En un momento señorita.
- ¿Cómo te fue en el trabajo?- pregunté una vez que se fue la señora a preparar mi cena.
- Bien, no es la gran cosa hacer lo mismo todos los dias por ahí.
- Come para que no se enfríe. - le pedí al ver que no daba ni un bocado.
- Voy a esperar a que traigan el tuyo.
- Enserio eres todo un caso, yo ya hubiera terminado eso de un soplo, más que nada porque tengo hambre.
- Sólo será por hoy ¿si? Desde mañana si vas a cenar sola.
- ¿Por qué?
- Te dije que cambiaría mi horario ¿no?

En eso recordé aquello, me dijo que cambiaría su horario para dejarme las mañana salir al jardín.

- Su cena señorita.
- Gracias...
- Ahora si come tranquila.

Comenzamos a comer en silencio mientras ella de rato en rato se quedaba perdida mirando su taza de café, dio una pequeña sonrisa y continuó con su acción.

Al acabar vi que dos personas salieron a recoger los trastes, pero su taza la bordearon de algo como para que no se rajara ni se rompiera, al parecer era una reliquia costosa.

Nos dirigimos a mi habitación en silencio y ya dentro se me acercó para desearle buenas noches al igual que la noche anterior.

- Buenas noches pequeña.
- Buenas noches...

Una vez fuera pensé que yo no sé nada sobre ella, tiene muchos secretos a mi parecer y enserio pienso que debo descubrirlos.

TE QUIERO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora