Báthory

Capítulo 2

A R E Y O U T H E O N E ?

El viajero en el tiempo que ha venido
para curar mis heridas, para guiarme al sol
Para caminar este camino conmigo hasta el final de los tiempos.

Caleb no es un prisionero, al menos no en toda la extensión de la palabra. No está atado, no está encerrado en un calabozo bajo tierra, ni siquiera hay vigilancia a su alrededor.

Pero no puede irse. Lo ha intentado antes. De verdad que lo ha intentado.

La primera vez salió de aquella enorme mansión casi corriendo, pensando que alguien lo detendría, pero nadie lo hizo. Todos lo miraron irse y algunos sonrieron porque ellos lo sabían. Lo sabían. Y nadie lo detuvo. Logró regresar a su casa, después de pasar muchos problemas y dificultades, pero cuando atravesó la puerta se sintió mejor. No volvería a caer en lo que fueran ellos (vampiros), no iba a regresar.

Los síntomas empezaron esa misma noche. Los músculos adoloridos, el hambre, la falta de apetito, las alucinaciones. Esa vez, con mucha más fuerza que antes. A la mañana siguiente ya estaba regresando a la mansión, desesperado, bañado en su propio sudor. Joshua ya lo esperaba sentado en su estudio, con una enorme sonrisa de dientes completos.

Ellos (los vampiros), no son muchos, Caleb ha visto cinco o seis y también ha visto personas como él. No habla con nadie, está encerrado en la habitación que hicieron para él y nunca sale, atrapado en sus propios remordimientos. Nadie le ha explicado la situación, pero tiene una rutina: cuando los síntomas comienzan busca a Joshua, casi siempre lo encuentra en su estudio o en su habitación y el pelinegro ya lo sabe, porque siempre le sonríe con superioridad, casi con burla.

Entonces le da a Caleb ese algo que necesita. Sus uñas desgarran la piel de su mano y cuando la sangre brota, Caleb se pregunta qué está haciendo, no lo suficiente porque casi de inmediato ya está probándola. Se aferra a la mano sangrante de Joshua, con desesperación, sorbiendo tanto como se lo permite.

Pero lo que sucede después, es mucho más complejo que eso. El pago por ese algo, es más caro de lo que le gustaría. Casi siempre es de noche, mientras Caleb no duerme. Joshua se aparece en las sombras, sin ser escuchado siquiera. Lo reconoce por sus ojos azules que brillan de alguna forma, que resaltan en medio de esa habitación oscura que él odia. Y Caleb parece hipnotizarse. No se mueve, solo se queda ahí, en medio de la cama, paralizado. Joshua sube sobre él y recorre su piel con los labios sin dejar de mirarlo en ningún momento. El cuerpo de Caleb parece moverse por cuenta propia y le sigue el juego, porque su mente está en blanco, como si estuviera en un sueño. Joshua lo penetra, pero no es eso lo que llama su atención, sino la mordida que viene después, en el mismo lugar sobre su hombro izquierdo. Comienzan los chispazos, el calor y el hormigueo, antes de que todo se desaparezca.

Al día siguiente despierta solo, lleno de energía, pero adolorido. Se dice entonces que no volverá a pasar por lo mismo, que se irá lejos y que denunciará lo que está pasando, pero nunca logra hacerlo porque cada vez los síntomas tardan menos en aparecer.

Lo único que piensa es que son una secta, alguna clase de banda que trafica con drogas raras y han logrado volverlo adicto. La palabra vampiros no es algo que esté dispuesto a decir en voz alta, porque no tiene lógica para él.

No ha pensado en la editorial, en su departamento o en su vida fuera de aquel lugar.

🥀

Caleb lo acepta por fin en el atardecer de su cuarta semana en aquel lugar. Está en su habitación mirando por la ventana hacia el cielo naranja, deseando absorber la poca luz que queda para no verse encerrado en esa habitación oscura otra vez. Primero escucha mucho ruido, mucho bullicio abajo y alguna clase de alarma se dispara en su cabeza. Se asoma por la ventana hacia abajo, hacia el enorme patio delantero dos pisos abajo y logra ver a un sujeto que aparece de pronto. Parpadea una vez y el sujeto ya está ahí. Parpadea otra vez y el hombre ya está rodeado de todas las personas que ha visto en la casa. Son siete y se inclinan hacia el intruso, mostrando sus dientes. Él responde de la misma manera y después todo se vuelve borrones. De pronto ya está chocando contra la pared mientras uno de los sujetos lo toma del cuello, después aparecen en medio del patio cuando se libera y arroja a otro más lejos de la mansión, sobre el muro, hacia el bosque que los rodea.