Báthory

Capítulo 50

V E N O M

Veneno, tengo ese impulso venenoso de adrenalina
No sé cuándo voy a reducir la velocidad
Estoy listo para atacar en cualquier momento
Estoy pensando que es hora de ir por ellos
No sabrán que los golpeó
Cuando sean mordidos con el veneno

Christopher quiere romperlo todo. Quiere destrozar cada edificio, cada auto, cada casa. Quiere quemarlo todo. Quiere destruir esa ciudad hasta los cimientos. No puede hacerlo y eso solo lo hace enfurecer más. Es que no entiende en qué maldito momento pasó. Solo fue un instante. En un momento Caleb estaba a un lado de Sy y estaba a salvo y acababan de ganar una batalla. Chris salió del lugar para mirar alrededor, para revisar si alguien se acercaba y para estudiar la estructura, para saber si podrían quemarlo pronto. Se concentró tanto en su tarea que no se dio cuenta en qué momento desaparecieron los latidos de Caleb.

Revisó cada parte del edificio antes de volver a entrar. Todos estaban ocupados recuperándose, reuniéndose y recogiendo sus cosas para partir. Y solo entonces, se dio cuenta. Solo en ese momento notó que Caleb no estaba porque no podía escuchar sus latidos.

—¿Dónde está Caleb? —preguntó y todos se miraron entre ellos.

—Estaba aquí hace un momento —dijo Sy volteando alrededor.

—Salió siguiendo a Yuki. —Cole apuntó hacia la dirección por donde se fueron y Christopher se dirigió con pasos apresurados. No le gustaba a dónde estaba yendo todo eso. El chico lo acompañó y se detuvieron en un callejón vacío que ya comenzaba a iluminarse con el próximo amanecer.

—¿Puedes olerlo? —preguntó. Cole levantó la nariz al aire y olfateó.

—Sí —confirmó un segundo antes de transformarse para emprender una carrera. Christopher lo siguió de cerca solo pidiendo dentro de sí, que Caleb estuviera bien, que estuviera vivo porque lo volvía loco no poder escuchar sus latidos.

Llegaron a los límites de la ciudad, a la orilla de una carretera desierta cuando Cole se detuvo de golpe, tropezando con sus propias patas lo que provocó que se rodara un poco. El Celat se detuvo con más facilidad y frunció el ceño. El lobo comenzó a estornudar sin parar.

—No-puedo-es. —Cole intentaba hablar entre estornudos cuando se transformó de vuelta.

—Lo sé —dijo Christopher conteniendo la respiración. El aroma a azufre llenaba todo, lastimándolos. Solo había una cosa que emanaba ese terrible aroma y Chris no pudo hacer más que maldecir antes de volver por donde llegaron.

🥀

Caleb abre los ojos lentamente y casi de inmediato recuerda lo que sucedió. La cabeza le punza con fuerza y siente la sangre seca pegada a su nuca y cabello. Con cautela, moviéndose poco a poco, mira alrededor. No hay nadie, o eso piensa al principio, porque la oscuridad es espesa y no le permite observar más allá de él mismo. Ve figuras inmóviles que parecen ser columnas, pero no está seguro. Podría estar alucinando. Ha perdido una buena cantidad de sangre en esas últimas horas, lo que no ayuda a su concentración.

Intenta hacer un recuento de lo último que sucedió. Salió al callejón con Yuki y después ella lo golpeó dejándolo inconsciente. Después de eso solo recuerda pocas cosas dentro del limbo entre el sueño y la realidad. Aroma a tierra y a mineral. Había un sonido constante, como garras raspando. Podría estar bajo tierra en algún depósito subterráneo y nadie en la superficie lo sabría. Maldice para sí, está solo en eso. Y encima el aroma a sangre y putrefacción no le ayuda a pensar con claridad.

Tiene que llevarse todo con calma. Es probable que afuera de donde quiera que esté, hayan vampiros y quizá neonatos que actuarán ante la menor alteración de sus latidos. No sabe para qué está ahí. Tal vez es un señuelo para atraer a Christopher, es evidente que Yuki no abandonó ese resentimiento. Quizá usarán a Caleb para llevarse a Chris de nuevo. Eso no va a pasar, porque no puede permitirlo.