Capítulo 45

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E N E M Y

Tus palabras escritas en la pared suplicando mi caída
Las risas en los pasillos y los apodos que me han puesto
En mi mente lo he guardado, esperando por el momento
En que te muestre lo que es ser palabras escupidas en un micro
Te dicen que eres el mejor
Pero una vez que te giras, nos odian
Oh, que desgracia
Todos quieren ser mis enemigos

El sonido es estrepitoso. Todas las miradas se posan en él, pero Caleb no puede levantar la mirada de las tazas y platos rotos en el suelo frente a él. El comedor entero se queda en silencio porque es difícil de creer. Es decir, lo único que Caleb iba a hacer era llevar la charola de un lado a otro, de la barra a la mesa principal. Cómo fue que terminó tirándola con todo y la comida y las bebidas, es un verdadero misterio. Ni siquiera él mismo sabe cómo lo hizo.

Sy es el primero en comenzar a reírse y es seguido por el resto de los cazadores y la manada. Caleb levanta la vista en el momento exacto en que Jasper niega, con una sonrisa en el rostro. Christopher se aparece a su lado en un parpadeo, esquivando los restos de porcelana esparcidos por el suelo.

—¿Estás bien? —pregunta conteniendo la sonrisa. Caleb que no entiende cómo rayos pasó, lo mira perplejo—. Es bueno saber que algunas cosas no cambian.

Caleb no puede evitar sonreír. Se inclina para comenzar a recoger los trozos, cuando Sy lo detiene del brazo. No ha dejado de sonreír en todo ese tiempo y luce en verdad divertido ante la situación.

—Yo lo limpiaré. Vete de aquí, manos torpes.

—Diablos, estás vivo.

Todos se giran de forma automática hacia la puerta donde está Jackson. Sus ropas lucen descuidadas y sucias, con evidentes roturas en los brazos y en las piernas. Aún así, Jackson esboza una sonrisa como siempre lo hace que le da un aspecto despreocupado.

—¿De qué me perdí?

—De mucho —responde Chris.

—¿Qué encontraste? —Jane es la primera en acercarse. Su rostro está tatuado con angustia y marcas negras debajo de sus ojos que hacen que el cansancio de su cara sea más evidente. De alguna forma, luce más pequeña, un poco más frágil, aunque sigue siendo la fortaleza de su manada.

Jackson les hace un ademán con la cabeza para que lo sigan fuera del comedor y de la casa. En el patio delantero, en medio de la arena y de las palmeras, está Vico en su forma de lobo atado con cadenas de plata que queman su piel dandole un aspecto rojizo y sangrante. Jane emite un sonido ahogado y Jackson la detiene antes de que se acerque al lobo.

—No querrás hacer eso —advierte y el lobo suelta una dentellada en su dirección.

—¿Cómo lograste traerlo? —pregunta Caleb. No parece ser una tarea nada sencilla tomando en cuenta que el animal no deja de gruñir y de lanzar mordidas al aire.

—Bueno, no fue nada fácil —responde Jackson rascándose la cabeza—, tal vez tuve que romperle algunos huesos, ¡pero solo los necesarios! —dice retrocediendo con las manos al frente cuando la manada le gruñe y se acercan amenazantes—. Y todos se recuperaron, lo juro.

—Era necesario —dice Jane tranquilizando a la manada—. ¿Encontraste alguna solución?

Jackson niega.

—Solo los que los infectaron pueden saber de la cura.

—Tenemos que matarlo —dice Christopher después de un rato, con completa naturalidad. Eso incita a la manada a comenzar nuevos gruñidos de amenaza y casi todos se interponen entre ellos y Vico manteniendo una distancia prudente del lobo que se remueve furioso ante ellos.

BáthoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora