Báthory

Capítulo 38

W R I T I N G' S O N T H E W A L L

¿Cómo vivo?
¿Cómo respiro?
Si tú no estás aquí, me ahogo
Quiero sentir el amor
Corriendo por mi sangre
Dime, ¿aquí es donde lo dejo todo?
Por ti tengo que arriesgarlo todo
Porque la suerte ya está escrita.

No lo habían escuchado.

¿Por qué no lo escucharon?

¿Cómo pudo pasar desapercibido frente a ellos?

Había comenzado como un día maravilloso. Había despertado entre los brazos de Christopher, se había llenado de él, de su aroma y su mirada felina que revisaba cada rasgo de su rostro con detenimiento. Chris le había susurrado que era maravilloso y Caleb sintió que se derretía en su abrazo porque nunca pensó que Christopher podría decirle algo así. Había visto a Jasper paseando alrededor con la rastreadora, había visto sus sonrisas amplias y tímidas y no pudo evitar sentirse como un padre que ve a su hijo enamorarse por primera vez. Era cálido y precioso.

Caleb miró el sol desde su ventana y el paisaje un había afuera le provocó una sonrisa. Todo había sido demasiado precioso. Quizá por eso no estaba listo para la forma en que todo se vendría abajo.

Un disparo. Solo bastó un disparo para hacer que todo desapareciera. Ni siquiera fue un disparo letal. Era un disparo de advertencia, pero eso fue lo que rompió el cristal de ese día maravilloso. Caleb no sabe en realidad de quién fue la culpa. Tal vez Jane no debió usar su voz de alfa para someter a Jasper a sus órdenes. Tal vez Christopher no debió de haber disparado contra el vidrio detrás de ella. Pero eso sucedió y lo siguiente sucedió demasiado rápido. Una cadena de eventos que desató al siguiente y al siguiente. A Jasper diciéndole que no podía hacer eso porque Jane era una alfa. A Chris diciéndole que le importaba una mierda quien fuera, nadie podía someterlo de esa forma.

Antes de que Caleb pudiera asimilar lo que sucedía, uno de los integrantes de la manada se transformó y atacó a Christopher. Se arrojó sobre él y ambos atravesaron el enorme ventanal a su lado, cayendo un par de metros hacia abajo. Christopher se defendía. El lobo se defendía. Pero no fue hasta cuando Caleb vio el arma de Chris posicionada en el estómago del lobo, que todo cayó en él como un balde de agua fría. Le gritó que no lo hiciera. El Celat lo miró, estaba furioso, pero su mirada no se apartó de Caleb. El resto de la manada, junto con él y Jasper bajaron hacia dónde la batalla seguía su curso. Jane la detuvo y se llevó al lobo que había desobedecido.

No terminó ahí.

—Chris, ¿estás bien? —pregunta Caleb cuando se acerca al Celat. Tiene rasguños por todas partes. Caleb intenta sujetarlo, pero Christopher le golpea la mano apartándolo.

—¿Qué demonios fue eso? —cuestiona con rabia en la voz.

—No podías simplemente matarlo. Somos aliados ahora y-

—¡No necesito aliados! —Christopher cojea levemente de la pierna derecha, pero eso no lo hace menos aterrador—. ¡Nunca necesité aliados! Ahora todos vienen a decirme qué hacer y cuando hacerlo. ¡Estoy harto! ¡Soy el maldito Celat, con un demonio!

—Chris-

—Y todo esto es tu maldita culpa —interrumpe. Caleb detiene sus pasos también. Sus cejas se juntan porque no comprende de qué está hablando—. Sabía que este maldito lado humano traería consecuencias. Ahora todos se sienten con el puto derecho de darme consejos. Soy el Celat y todos deberían de temerme.

—¿Te arrepientes de estar conmigo? —pregunta casi sin aliento.

—¡Sí, lo hago!

Esa afirmación es como un golpe directo para Caleb. El aire abandona su cuerpo y da dos pasos hacia atrás. Christopher no duda, ni siquiera se inmuta al mirarlo. Hay tanto rencor en su rostro que Caleb está a punto de pedir disculpas sin saber por qué. Quizá lo habría hecho si no fuera porque el lobo café aparece de la nada pasándolo de largo embistiendo a Chris. El Celat es arrojado un par de metros hacia atrás, pero se mantiene de pie.