Capítulo 36

535 72 1
                                    

J H O N N Y B O Y

Él se ha enamorado
Él sabe que es suficiente
Pero el mundo baja la mirada y lo desaprueba
Levántate, Johnny boy
Levántate, porque el mundo te ha dejado tirado en el suelo
Tú eres mi orgullo y alegría
Levántate, Johnny boy porque todos te necesitamos ahora

Christopher se deja caer en la silla de madera junto a la ventana y mira hacia las luces de la ciudad que alumbran la oscuridad de la noche. Se siente exhausto. Nunca en su vida se había sentido de esa forma. Ser un híbrido lo hacía más resistente a todo, pero es que no ha tenido ni un solo momento de tranquilidad en las últimas cuatro semanas. Se ha movido con velocidad de ciudad en ciudad siguiendo la ruta que había tomado Jackson y no ha encontrado nada más que desastre. No pudo quedarse con los brazos cruzados viendo lo que había provocado. No pensó en las consecuencias que podría haber si el Consejo se daba cuenta. Procuró que no quedaran sobrevivientes y huyó inmediatamente a la siguiente ciudad.

Está cansado. Está harto de ser el perro del Consejo, de estar lejos de lo que conoce, de no saber nada de Jasper y, en especial, de estar apartado de Caleb. Esa es otra cosa que Christopher nunca había sentido. Se siente roto, ansioso y vacío. Caleb le escribe todos los días, incluso si él no le responde de inmediato. Eso es suficiente para que Christopher pueda continuar con esa misión, pero lo echa de menos. Extraña escuchar sus latidos acelerados, la calidez de su cuerpo, su torpeza extrema y esa vocecita tímida y suave que siempre utiliza para no molestar a nadie.

Quiere llamarlo. Quiere escuchar al menos su respiración pausada y tranquila, pero no puede hacerlo. Sabe que si lo escucha, no podrá resistirlo más y volverá a su lado. No puede hacerlo aún. Está en la recta final y si no la termina entonces todo eso habrá sido en vano. Solo debe encontrar un peón a quien sacrificar para dejarle un cuerpo al Consejo y que de esa forma dejen de seguir a Jackson. No matará a cualquiera, tendrá que ser alguien que se lo merezca. Podrá matar dos pájaros de un tiro de esa forma.

Aunque no todo es tan malo. Si es completamente honesto consigo mismo, volver a ver el terror en aquellos a quienes perseguía, fue algo en verdad satisfactorio. Volver a ser el temido Celat, el verdugo, aquel del que todos huyen. Nadie se mete con él, nadie se aprovecha de su lado humano. Solo huyen y gritan y lloran. En esos lugares, Christopher es poderoso de nuevo. Tal vez es algo que extraña, algo que anhela. Dejar de ser un humano para ser el más temido.

Quizá es una afirmación que no está dispuesto a aceptar.

Aún.

🥀

El objetivo seleccionado previamente camina por la ciudad de forma casual y tranquila. Chris lo ha seguido por un par de días y hasta el momento, no ha hecho nada que merezca ser sacrificado en lugar de Jackson. El Celat está a punto de rendirse para ir a buscar otro objetivo y de esa forma, volver con Caleb lo más pronto posible.

Tal vez las cosas sean un poco más complicadas de lo que Christopher desearía, porque el objetivo acaba de encontrarse con dos vampiros más. Chris no logra escuchar su platica debido a la distancia que mantiene, una que le permite camuflar sus latidos con el resto de los humanos, pero la forma en que hablan entre ellos hace que sus viejos instintos se activen. Intercambian un par de palabras más y continúan cada uno por su propio camino. El objetivo sigue su rutina como cada día, pero Chris decide seguirlo un poco más.

La rutina se rompe esa misma noche cuando el chico no se encierra en su departamento como los días anteriores. Se viste de forma elegante y sale hacia su auto. Es más complicado para Christopher seguirlo esta vez porque no hay muchas distracciones con los cuales pueda pasar desapercibido, pero logra seguirlo hasta una zona privada con casas elegantes y enormes. El auto se adentra por las calles, pero Christopher duda. Hay muy pocos latidos, lo que significa dos cosas: que hay muy pocas personas viviendo ahí, o que la mayoría de los residentes son vampiros. Si es la segunda opción, entrar será como poner una luz roja sobre su cabeza. Maldice en voz baja, ojalá pudiera detener su corazón de la misma forma en que lo hace con su respiración.

BáthoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora