B R E A T H E N O M O R E
Miénteme,
Convénceme de que siempre estuve enfermo.
Y que todo esto tendrá sentido cuando mejore
Conozco la diferencia entre yo y mi reflejo
Así que sangro,
Sangro,
Y respiro.—¿Dónde está Caleb?
Christopher tuerce la boca y su mano cae contra la madera haciendo que la cuchara se estrelle en su plato vacío, llenando el silencio. Resopla y con el ceño fruncido voltea hacia Jasper justo cuando entra al comedor. Termina su último bocado y da un sorbo a la copa de vino a su lado.
—Buenos días, Jasper. Estoy mucho mejor, gracias por preocuparte. Sí, tengo muchas novedades sobre Joshua y sus putas, me alegra tu interés en los asuntos importantes que nos envuelven.
—Déjate de tonterías, Chris. ¿Dónde está Caleb? —Jasper coloca ambas palmas sobre la mesa frente a Christopher sin titubear ante su mirada furiosa.
—Se fue, ¿de acuerdo?
—¿Se fue? ¿O lo obligaste a irse?
Chris se encoge de hombros y se pone de pie.
—No pertenece aquí, Jasper. No es un monasterio que le de asilo a los vagabundos adictos como él
—Lo echaste —dice entre dientes. Sus puños cerrados a sus costados—. Lo echaste a la calle como si se tratara de un perro.
—Escucha, Jasper. No tengo tiempo para tu etapa de alma caritativa, ¿de acuerdo? Si quieres una mascota consíguete un gato, me da igual.
—¡Eres un verdadero imbécil! —grita por primera vez desde que se conocen y eso hace que Christopher se detenga frente a la puerta aún dándole la espalda—. ¡Ese chico está asustado y no sabe lo que está pasando! ¡Al menos deberías de entender lo que es eso! ¡Tú, por sobre todas las personas sabes lo que se siente estar perdido sin entender lo que sucede, encerrado en el mundo de estos monstruos! —Chris se gira hacia él con los labios apretados y la furia creciendo peligrosa en el centro de su pecho—. ¡Tú lo sabes bien! ¡Sabes de lo que ellos son capaces!
—¡Tú también lo sabes, Jasper! ¡Y yo te salvé! ¡¿Ya olvidaste eso?! ¡No tengo por qué andar ayudando a cualquier maldito adicto que se me cruza enfrente!
—¡Él no pidió meterse en esto! ¡¿Por qué no lo entiendes?! ¡¿Tu ego es tan grande que olvidaste de dónde vienes?! —Jasper niega, Christopher ha dado pasos acercándose a él con cautela.
—Cállate, Jasper —advierte señalándolo. Están a dos pasos de distancia, pero el castaño no parece sentirse intimidado y no baja la mirada.
—El descendiente, Báthory. El hijo bastardo.
Chris le da un golpe en la mejilla con la palma abierta que lo hace chocar contra la mesa y caer al suelo. Pudo haberle roto el pómulo o haber dislocado su mandíbula con un poco más de fuerza, pero incluso en el enfado latiente, Chris tiene un poco de autocontrol. Eso no impide que la mejilla interna de Jasper sufra cortaduras contra sus dientes y cuando se vuelve a él, su boca está llena de sangre que escupe contra el suelo.
—Te dije que te callaras. —Christopher se acerca, más amenazante que antes y, aunque Jasper no flaquea, su corazón late un poco más rápido debido al temor—. Estás cruzando la línea, Jasper Meenan. No me interesa si estás fuera de los límites —el mencionado gira el rostro, pero Chris lo sujeta de la mandíbula con mucha fuerza haciendo que lo mire de nuevo—. No me interesa si el Consejo te puso a mi servicio, yo te salvé de esas bestias. ¿Ya lo olvidaste? Si quiero puedo sacarte de aquí y nadie más va a ayudarte, Jasper. Nadie más que yo está dispuesto a arriesgarse el pellejo por salvarte de esos animales. —Su mirada se vuelve más intensa cuando acerca sus rostros, Jasper puede absorber la cólera que llena su aliento—. Te sacaré y dejaré que te torturen y te violen e incluso cuando supliques por que te mate me quedaré ahí para ver como te marcan. Quizá solo así aprendas cual es tu puto lugar en el mundo, pedazo de escoria.

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Báthory
VampirCaleb vive una vida normal. Tiene un buen trabajo, amigos, un perro y un maravilloso novio. Pero, una noche Caleb descubre que su novio no es nada de lo que él imaginó y pronto su vida se ve envuelta en un torbellino de vampiros, licántropos y cosa...