Báthory

Capítulo 48

D A Y S   A N D   Y E A R S

El amor no solo se trata de sentimientos que compartimos
Está claro, es algo que no se puede expresar en palabras
A veces soy terco y nos entristecemos mutuamente
Como peces en una pecera rota
Aunque no todos los momentos son perfectos
Quiero que seas que estaré aquí todo el tiempo que necesites
Así como me protegiste, yo te protegeré
Y así será por siempre

Todo empieza con una pregunta.

—¿Quieres tomar mi sangre?

Caleb lo dice de forma casual mientras continúa empacando su ropa en una mochila grande. Christopher pareciera detenerse un momento ante lo que dice, pero continúa acomodando sus armas en el cinturón.

—No —responde de forma seca.

—Te ayudará a recuperarte —continúa Caleb cuando lo mira.

—Dije que no.

—Chris...

—Que sea un maldito vampiro no quiere decir que seré un maldito monstruo.

—No eres un monstruo, Chris — responde confundido—. Te ayudará a recuperarte, eso no te vuelve-

—Claro que lo hace —contesta arrojando las armas contra el sillón—. Soy un maldito vampiro, Caleb. Siempre quiero probar tu sangre, siempre deseo tomarla. Siempre tengo hambre y la única maldita razón por la que no me he vuelto un puto monstruo es porque me niego a tomar sangre.

—No eres igual a ellos, Chris, necesitas la sangre para recuperarte. Tomabas la de Jasper, tomabas la mía cuando era necesario.

—Era diferente en ese entonces.

—¿Por qué? ¿Porque era tu esclavo?

—No es así.

—Porque incluso aunque me mordieras ahora no sería tu esclavo, ¿cierto? Borré tu marca hace meses.

—No lo serías de nuevo.

—Entonces, ¿qué es? ¿Por qué no puedes simplemente tomarla y recuperarte?

—Porque no seré un maldito monstruo.

—¡Eso no te vuelve un monstruo! —reclama levantando los brazos, exasperado—. Estamos a punto de entrar a otra batalla y tú estás herido y-

—¡Dije que no lo haré!

—¡Eres un...! —Caleb suelta una exclamación frustrada y se vuelve para tomar su maleta. De inmediato sale del departamento y Christopher se queda de pie mirándolo.

Dos horas después van en el auto sobre la carretera. Christopher tiene la mano derecha sobre el volante y la izquierda descansando sobre sus piernas. La herida no es muy grave y está acostumbrado al dolor, aunque es ligeramente distinto esta vez porque, debido a la sangre de la bala, la recuperación es mucho más lenta. Siente una clase de ardor dentro de la piel y lo hace sentir incómodo.

Caleb lo mira y resopla volviendo la vista afuera de la ventana. No han hablado desde que salieron de su departamento porque ninguno parece querer ceder, y después de dos horas más, cuando la noche ha llegado, Caleb se queda dormido contra el cristal a su lado y Christopher tiene problemas para mantenerse despierto. Ya sabía que ese maldito lado humano le iba a complicar las cosas. Todo era más fácil cuando estaba acostumbrado a no dormir. Después de la segunda vez en que sus ojos se cierran, el Celat sujeta el volante con fuerza usando su brazo herido, enviando una punzada de dolor que baja desde su hombro hasta las puntas de los dedos y eso logra activar su cerebro, alejando cualquier rastro de sueño.