Capítulo 10

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D E M O N S

No quiero decepcionarte,
pero estoy atado al infierno,
Cuando sientas mi calor,
mira dentro de mis ojos,
es donde se esconden mis demonios,
no te acerques tanto,
dentro está oscuro,
es donde se esconden mis demonios,

—Bien, dímelo de nuevo —ordena Jasper. Caleb asiente y toma una inhalación profunda antes de comenzar a hablar paseando la mirada por todo el comedor haciendo memoria de lo que ha aprendido con él.

—Los neonatos son vampiros recién nacidos. Salvajes, poco humanos. Los Caitiff son vampiros que no pertenecen a ningún clan y, por lo tanto, no se involucran en sus asuntos. Los Ancilla son aquellos vampiros jóvenes pero prometedores por su disciplina. Son preparados para usar el puesto de Antiguo. Los Antiguos...— Caleb frunce el ceño intentando recordar—. Son los que están en el poder, ¿cierto? —Jasper asiente sin verlo—. Forman el Consejo, vigilan que se cumplan las normas. Los Matusalén son los que han pasado los mil doscientos años. Menos humanos. Y los Ande...anti...

Antediluvianos —completa Jasper. Coloca una taza de café frente a Caleb.

—Sí, ante... eso. Ellos son los más antiguos. Son muy raros y se cree que no existen. Tienen un, ¿poder? —Jasper vuelve a asentir—. Quien los mira no los ve en realidad, sino la imagen que ellos quieren proyectar.

—Bien. Muy bien. Ahora, las reglas.

Caleb da un sorbo al café y sonríe de manera automática. Está tan agradecido por volver a comer. Nunca pensó que valoraría algo tan simple y cotidiano como eso.

—El Celat no puede hacer nada que deje alguna evidencia de su existencia.

—Como vender mi sangre a una bruja para conseguir una pócima mágica —murmura Christopher con la taza rozando los labios. Jasper le lanza una mirada enojada, pero el Celat la ignora.

—No puede alojar a nadie que el Consejo no haya aprobado antes.

—Como a ti. —Vuelve a murmurar. Caleb sonríe apenado.

—No puede alimentarse de nadie que no sea Jasper. No puede matar por cuenta propia.

—Como lo hice con esos Kuolema por rescatart-

—Christopher, ya basta —lo corta Jasper—, has roto muchas reglas. Ya lo entendimos, ¿podemos seguir adelante? Caleb se está esforzando por aprender todo para dejar de causarte problemas.

—Ojalá se hubiera aprendido todo antes. Vale, está bien —dice cuando Jasper se cruza de brazos y aprieta los labios, totalmente enojado—, dejaré en paz a tu mascota.

—No soy...

—Jasper, espero que dejes todo listo para mañana —dice Chris interrumpiendo a Caleb. El chico se limita a tomar de su café mientras muerde su tostada con gesto pensativo—, y espero que también le expliques todo sobre...

—Cállate —habla entre dientes. Caleb los mira ante la evidente tensión que acaba de crearse, pero ninguno de los dos se toma el tiempo de observarlo.

—Tendrás qué decirle. Tarde o temprano.

—Christopher, cállate. Estoy hablando en serio.

—Ah, ya veo. No tenías ningún problema en revelar mis secretos, pero cuando se trata de los tuyos, entonces sí que quieres que me calle, ¿no?

—Cierra la maldita boca— amenaza Jasper acercándose apenas un poco. Chris se pone de pie y lo enfrenta sin cambiar su semblante en lo más mínimo.

BáthoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora