Capítulo 11

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S P I D E R

Me atas como una araña
Estamos enredados, no podemos escapar
Como una araña, me gusta este puzzle
Finjo que lo odio, cariño, pero aun así me gusta, cariño

—Olvídalo, Jasper.

—Chris, deja de ser un niño. No vamos a entrar en esta discusión otra vez —responde el castaño con tono despreocupado mientras termina de servir la mesa. El Celat lo mira con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—¿Tú piensas que iré de paseo?

—Chris, él no es como nosotros. Caleb necesita salir al exterior, perdió su vida de un momento a otro.

—Nosotros también lo hicimos —replica mientras se sirve una taza de café.

—No es lo mismo. Llevamos así muchos años, no hay nada en el exterior para nosotros, pero él lo extraña. Lo sé. Aquí no hay nada que hacer, tenemos la tecnología necesaria para subsistir y seguir el avance de la sociedad. Él no. —Christopher resopla, pero no responde—. Solo hazlo ¿quieres?

—¿Y qué voy a hacer cuando él se dé cuenta de que me acompaña un humano?

—Es un Caitiff —dice exasperado—, no le interesan los asuntos de los clanes ni del Consejo. ¿No es por eso que vas a verlo?

—Jasper, no tengo tiempo para andar de guía turístico con tu mascota. Si esto es remordimiento por todo lo que le dijiste durante tu celo...

—Christopher, por una maldita vez, cállate. —Levanta la voz.

—De verdad tienes que comenzar a aceptar eso, Jas.

—¿Tú me estás diciendo eso? ¿En serio, Báthory?

—¡No soy un....! Bien, bien. Bien jugado, perro.

—Solo llévalo, ¿de acuerdo? No hará nada. En serio no entiendo como no te compadeces de él. Se la pasa encerrado en su habitación mirando por la ventana.

Chris rueda los ojos. Claro que lo ha visto, constantemente se asoma a la habitación cuando no escucha ninguna alteración en sus latidos, solo para corroborar que esté consciente. No le va a decir que le regaló uno de los viejos candelabros para que pueda tener luz en su habitación las noches que no hay luna. Tampoco va a decirle que ha recorrido los kilómetros de castillo para asegurarse de que no hay ninguna amenaza por si el chico quiere salir a caminar. No le dirá nada de eso principalmente porque no es su maldito asunto y Jasper no necesita saberlo.

Así que lo deja ganar esa batalla, pero se encarga de dejarle muy en claro lo molesto que está por tener que llevarse a Caleb con él. Sabe, muy en el fondo, que Jasper tiene razón. Él se metió en el castillo por decisión propia, claro que no sabía que tenía otra opción, pero estuvo bien con quedarse encerrado y después solo se acostumbró. Jasper odia el exterior así que nunca ha extrañado algo fuera del castillo, pero Caleb es diferente. Su vida ha sido diferente y sería un tonto si quisiera que se adaptara en unos cuantos meses.

Caleb no comprende qué sucede en el desayuno ni por qué Christopher luce más molesto de lo normal. Y comprende todavía menos cuando Chris le dice que tiene diez minutos para estar listo porque es el Celat y el Celat no espera a nadie y no querrá verlo molesto y, aunque Caleb creía que ya lo había visto así, no quiso arriesgarse a averiguarlo. Por ese motivo (a pesar de que no sabe a dónde van), se viste con la ropa que Jasper le presta y espera afuera de su habitación. Es extraño para él no preparar su celular, cartera o llaves.

Christopher le hace una seña para que lo siga y Caleb lo hace con una distancia prudente. El Celat no usa su capa y parece que no lleva armas encima, al menos no visibles. Sin embargo, parece que el negro es su color favorito porque es lo único que usa. Un suéter holgado, pantalón y las pesadas botas. Todo negro.

BáthoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora