F R O M N O W O N
Nunca olvidaré este día contigo
No importa lo que nos traiga el futuro después
Este amor es lo que me hace aún más fuerte
Te ofrezco todo mi amor y una gratitud sin fin
Juro por las estrellas que caen de tus ojos, que estaré a tu lado para siempre
Caleb abre los ojos de forma abrupta y se incorpora en la cama con un movimiento antes de ser consciente del lugar en donde se encuentra. Se toma un momento para mirar alrededor y reconoce la habitación que le asignaron los cazadores. Exhala y se talla el rostro con fuerza. Acaba de tener uno de los sueños más extraños de su vida y, definitivamente quiere hablar con Jasper al respecto, así que se pone de pie, pero su cuerpo le lanza distintas punzadas de dolor. Caleb se detiene y revisa sus heridas que están en el mismo lugar que como su sueño.
—Hey. —Jasper entra a la habitación, alarmado—. ¿Estás bien? Tú corazón late como loco.
—¿Qué pasó? —pregunta, inmóvil. Aún tiene las imágenes frescas en la mente y necesita escuchar la realidad porque todo eso parece algo más que un sueño.
—Te desmayaste. Fuimos a la isla a destruir el nido, ¿recuerdas?
—Sí, Jasper. Eso ya lo sé. Me refiero a... —Caleb toma una pausa, la respiración se le acelera y comienza a jadear. Ni siquiera puede decirlo en voz alta sin sentirse un idiota.
—Ve a la playa.
Es lo único que Jasper dice y lo último que Caleb está dispuesto a escuchar en ese momento porque ni siquiera duda en emprender una carrera hacia la costa. Siente que las piernas le fallan y que va a caerse en cualquier momento conforme se acerca porque ahí está Christopher dándole la espalda mientras mira el mar. Tiene las manos dentro de los bolsillos de un pantalón negro con manchas de arena. La brisa le alborota el cabello rubio y pareciera que brilla bajo la luz del sol.
Caleb no lo puede creer y aún no ha llegado cerca de él, pero sus mejillas ya están empapadas en lágrimas y eso hace que Christopher se gire para mirarlo. Son abrumadoras las emociones que explotan de pronto, todas aquellas que estaban apagadas se amontonan unas sobre otras y Caleb no puede seguir caminando porque se pierde en la mirada de Chris. La misma mirada que pensó que no volvería a ver nunca más. El Celat se acerca con cautela, con pasos lentos y movimientos tranquilos como si se tratara de un animal asustado que podría emprender una huida en cualquier momento.
—Caleb...
—Estás vivo —dice sin aliento y esa afirmación es casi imposible de comprender—. Estás vivo.
—Sí, lo estoy. —Chris se detiene frente a él y extiende los brazos como si intentara abrazarlo, pero se detiene a la mitad del movimiento y vuelve a guardar sus manos dentro del pantalón.
—¿Cómo es...? Es decir, tú... tú moriste. Te vimos y estabas... y ahora...
—Voy a explicártelo todo, pero en este momento solo necesito que sepas una cosa porque voy a volverme loco si no te lo digo ahora: nada de lo que dije aquel día fue verdad. Tú has sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Nunca me arrepentí de estar contigo.
Caleb siente que está a punto de desmayarse otra vez, pero no lo hará. No puede volver a cerrar los ojos porque Christopher está ahí y no es un sueño y no es una alucinación porque dejó de tenerlas hace meses. Y hay mucho que necesita saber, hay demasiadas cosas que no entiende, pero nada de eso le importa porque Chris está de vuelta. Así que Caleb acorta la distancia y se aferra a su cuerpo con toda la fuerza posible y Christopher lo envuelve con las mismas ganas, como si quisiera fundirse en su cuerpo para no dejarlo ir nunca.

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Báthory
VampirgeschichtenCaleb vive una vida normal. Tiene un buen trabajo, amigos, un perro y un maravilloso novio. Pero, una noche Caleb descubre que su novio no es nada de lo que él imaginó y pronto su vida se ve envuelta en un torbellino de vampiros, licántropos y cosa...