Capítulo 56

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C O M E T O T H I S
¿Cómo puede ocurrir esto? ¿Cómo puede ser?
No hay final, no hay paz
La oscuridad está tan cerca, la luz se va tan rápido
Y ahora todo se ha ido, ¿Cómo llegó a esto?
¿Me escucharás cuando hablo?
¿Sientes el dolor conmigo?
Por favor, regresa

El sexto mes llega como un parpadeo. Siguen esperando en esa casa vieja cuya madera apenas puede protegerlos del viento nocturno. Eso terminará pronto, piensa Caleb, porque todos parecen listos para continuar la lucha, aunque Christopher y el resto no han regresado. Y las pesadillas son mucho peores. No hay una sola noche en que Caleb no despierte a mitad de la madrugada, empapado en sudor, a veces con un grito atrapado en la garganta que después se convierte en un nudo imposible de deshacer. No importa cuántas veces se repita que Chris está bien, que volverá, volverá porque prometió que lo haría, prometió que no volvería a dejarlo. Nada funciona porque cuando abre los ojos, Christopher no está ahí.

Es una mañana soleada cuando una caravana de autos y camionetas se abre paso por el camino de tierra hacia la casa. Son más cazadores de los que pensaba antes y se siente aliviado porque sabe que tendrán al menos una oportunidad. Si esperan a que los vampiros vuelvan, por supuesto. Todos ellos son letales, son buenos en las luchas, pero nada se compara a los vampiros y su habilidad de no emitir ni un solo sonido. O tal vez es que Caleb no quiere seguir adelante sin ellos.

—¿Qué haces tú aquí? —pregunta cuando los autos se acomodan alrededor de la casa y los cazadores bajan, con sus amigos al frente dirigiéndolos y, con ellos, Tadeo.

—Era momento de que me uniera, ustedes no van a sobrevivir sin mí.

—Claaaro. —Mateo se coloca al lado de Caleb—. Y estaba saliendo con un vampiro.

—¿Qué?

—¿Recuerdas ese asunto urgente que teníamos que atender? —pregunta Landon, con las manos en la cintura—. Tadeo se enrolló con un Antediluviano.

Caleb se toma un momento. Antediluviano, ¿no son aquellos que han dejado de ser humanos por completo? Que han vivido más que nadie en el mundo. Piensa en lo bestial que lucía Joshua Layton cada vez que lo veían, no se puede imaginar como lucía un vampiro de esos, aun más antiguos. Hace una mueca de desagrado de manera automática.

—¡No lucía como uno! —se defiende Tadeo.

—Oh —dice cuando lo entiende—, la máscara. Quien ve al vampiro no lo ve a él, sino la imagen que quiere proyectar.

—Pero, incluso tú debiste saber que un sujeto así no se fijaría en ti —dice Sage a Tadeo, cuando le coloca una mano en el hombro—, era demasiado atractivo.

—Púdranse. Todos.

—Estamos bromeando, Tadeo —explica Landon cuando lo sigue hacia adentro de la casa. Sage se encoge de hombros con una sonrisa y entra también.

La imagen es alentadora en verdad. Hay tantos rostros nuevos, numerosos cazadores apretados en la vieja casa que de pronto el ambiente se llena de un ambiente invencible. De pronto Caleb piensa que podrán ganar, tienen una buena oportunidad de lograrlo.

—Bien, cierren la boca todos —habla Sy desde las escaleras, donde puede verlos mejor—, tenemos que decidir lo que haremos ahora.

—Hay una ciudad fantasma, a unas cuantas horas de aquí —dice Mateo. Caleb nunca había notado lo musculoso e imponente que luce. Tal vez la ropa del cazador ayude a su porte. El resto de los cazadores y algunos lobos expresan asco y desagrado.

—¿Qué es una ciudad fantasma? —pregunta Erin sentada en el extremo de un viejo sillón. Jasper le está rodeando los hombros con el brazo y luce igual de confundido. Caleb agradece no ser el único que no entiende el término.

BáthoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora