Capítulo 26

604 71 20
                                        

F A K E  L O V E

Quiero ser un buen hombre, solo por ti
Yo te di el mundo, solo por ti
Cambié todo, solo por ti
Ahora no me conozco. ¿Quién eres tú?
El bosque era solo para nosotros, pero no estabas ahí
La ruta que tomé, la olvidé
Incluso me volví bastante inseguro de quien era
Intenté balbucear en el espejo, ¿quién diablos eres tú?
Hice crecer una flor que no puede florecer, en un sueño que no puede hacerse realidad.

—Deja de mirar por la ventana. Él no va a venir a buscarte. —Caleb ni siquiera se gira hacia la puerta. Sabe que Joshua está sonriendo satisfecho y simplemente no tiene ánimos de lidiar con él. Los síntomas han comenzado a aparecer, son muy leves, aún puede resistir la comezón que le llena el cuerpo, pero eso no va a durar mucho y solo quiere ocultarlos el mayor tiempo posible—. Tienes que ser un estúpido para pensar que vendrá por ti después de todo lo que dijiste.

Caleb no responde. Joshua entra a la habitación y se sienta frente a él en un sillón individual que lo hace lucir como un miembro de la realeza. El castaño no lo mira, no aparta la vista del paisaje fuera de la ventana. Sabe que Christopher no irá por él y sinceramente no sabe si quiere que lo haga. Porque no está seguro de que las cosas serán diferentes. Christopher nunca confiará en él, por lo tanto, seguirá ocultándole información, seguirá mintiéndole. No quiere eso. No quiere vivir en una mentira.

—Tengo que darte algo de crédito, Caleb. Lograste hacer que el Celat tuviera sentimientos. Bravo. —Joshua da un par de aplausos esbozando una sonrisa de burla. Caleb lo mira entonces, totalmente irritado y mostrándole la mayor cantidad de desprecio que puede.

—¿No tienes a nadie más a quien atormentar? ¿No te basta con haberme jodido la vida?

—Lo estás viendo desde un lado equivocado, Caleb. —Joshua entrelaza los dedos de sus manos sobre su abdomen—. Te cambié la vida, de la mejor forma posible. Te ofrecí la vida eterna y la habrías tenido si te hubieras quedado a mi lado.

—Ibas a convertirme en un necrófago —reclama con la mirada brillando de enojo.

—Te habría convertido antes de que eso pasara. Contrario a lo que los demás piensan, los necrófagos no son útiles. Son muy... salvajes. No obedecen órdenes, son desordenados. Un desastre.

—Christopher va a matarte. Lo sabes, ¿verdad? Incluso si no viene por mí, va a encontrarte y va a terminar contigo.

Joshua sonríe como nunca antes. Su rostro se deforma y le da una apariencia aterradora. Caleb siente un escalofrío y no sabe si es por los síntomas o por la imagen frente a él.

—De verdad espero que me encuentre. Estoy deseando una última batalla contra él. Y cuando lo mate voy a traerte su cabeza como decoración para que la mires cada día de tu existencia hasta que te vuelvas loco. Nadie va a darte sangre, Caleb y poco a poco vas a ceder a las alucinaciones y a esa comezón que tanto buscas ocultar. Será divertido ver cómo te arrancas la piel de los huesos. Quizá deje vivo a Christopher lo suficiente para que vea la forma en que te matas tú solo. Estoy tan emocionado porque ahora que sé que el Celat tiene sentimientos, hay tantas formas de destruirlo utilizándolos. —Joshua se levanta y se acomoda la chaqueta—. Gracias, mi querido Caleb, por mostrarme el punto débil de ese fenómeno.

Caleb no quiso hacerlo. Tal vez si quería hacerlo, pero no pensó en las consecuencias. Fue algo... automático, al escuchar la palabra fenómeno. Sus manos se movieron solas hacia la estatuilla de porcelana a su lado, en el buró. El movimiento fue rápido y fuerte. Joshua no se lo esperaba, tal vez por eso el elefante rosado pudo chocar contra la parte posterior de su cabeza, rompiéndose en el acto.

BáthoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora