Capítulo 22

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W O R L D B E H I N D M Y W A L L

Estoy listo para caer
Estoy listo para arrastrarme sobre mis rodillas para conocerlo todo
Estoy listo para sanar
Estoy listo para sentir

—¿No piensas que es bastante extraño? —pregunta Jasper con una sonrisa de burla, levantando apenas la mirada del libro en sus manos. Christopher se detiene en el marco de la puerta y se gira a medias—. Caleb ha tenido síntomas tan seguido después de no tenerlos por semanas cuando vivía en el castillo.

—¿Qué se supone que significa eso? —cuestiona Chris.

—No, nada —responde haciendo un ademán con la mano, restándole importancia—, supuse que también lo habrías pensado ya que tú sabes tan bien como yo, que es imposible que tenga síntomas con tanta frecuencia. —La sonrisa en el rostro de Jasper hace que Christopher apriete la mandíbula antes de girarse hacia la salida.

—Que te den.

Jasper se ríe con fuerza justo cuando el Celat sale del comedor y se encamina hacia donde está su motocicleta. Se monta en ella y suspira, con la mirada en el cielo iluminado por el sol. Lo sabe, por supuesto. Sabe que Caleb le está mintiendo con respecto a los síntomas. Ningún esclavo los tendría tan pronto ni se comportaría con tanta tranquilidad al hablar de ellos. Está bastante seguro de que es un pretexto para que Christopher vaya a verlo y lo peor de toda esa situación, es que él va cada vez. No importa la frecuencia con la que Caleb lo llama, el Celat acepta ir a verlo. No hay vuelta atrás, ver a Caleb se ha vuelto casi una adicción. Incluso (y esto es algo que Christopher nunca admitirá), espera con casi nula paciencia a que Caleb lo llame cada semana. Está jodido, lo sabe muy bien. Está adentro de ese camino por el que no quería transitar en primer lugar.

Niega y se coloca el casco, saliendo del castillo a toda velocidad.

La ciudad siempre le pareció extraña. Las cosas que hacen los humanos, la forma en que viven sus vidas. Todo es ajeno a él y transitar por las calles entre el tráfico y el ruido lo hace sentir incómodo. No encaja en ese lugar.

Pero entonces ve a Caleb a través de su ventana y la forma en que le sonríe lo llena todo. Caleb sonriendo es lo único que quiere ver el resto de su vida porque está seguro de que no ha visto nada igual.

El departamento está de la misma forma cada vez. A veces hay libros y hojas sueltas sobre la mesa principal con anotaciones en tinta roja. Christopher no les presta mucha atención, especialmente porque no entiende de que se tratan. Para él, son solo garabatos sin sentido. Ni siquiera intenta irse después de darle los frascos. Se sienta en el sillón con más familiaridad de la que le gustaría admitir y observa a Caleb mientras ordena el desastre que lo rodea al tiempo que le pide disculpas con su vocecita avergonzada. Christopher dice que le da igual, pero no puede darle igual. Nada con respecto a Caleb puede darle igual nunca más.

—El vampiro de tu oficina, ¿ha intentado algo?

Caleb muerde el tenedor mientras mira hacia el techo, pensativo. Ir hasta allá para comer con el chico se ha vuelto una rutina para Christopher. Le gustan las rutinas. Le gusta saber qué es lo que va a pasar, le gusta la seguridad y la certeza de lo que está sucediendo. Se convence de que es por eso que le ha tomado cierto gusto a comer hamburguesas. No le gusta en realidad porque eso es algo de humanos y él no es un humano, pero puede tolerarlo.

Puede mentirse también.

—Pues no. Procuro no estar solo dentro de mi oficina. —Christopher asiente. Lleva sus armas, de cualquier modo. Solo por si acaso—. Sobre eso. —El Celat vuelve a mirarlo y Caleb se remueve incómodo—. He estado pensando, bueno no fue tan seguido, quiero decir si lo fue, pero no de la forma en que suena, es en realidad...

BáthoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora