1. Diez Ases

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Capítulo 1

"Diez Ases"


— ¿Tienen alguna habitación libre? preguntó al recepcionista.

Scarlett miró a su al rededor. Tras salir del Aeropuerto Heathrow, Londres, no tardó en buscar un alojamiento provisional. Pese a que le hubiera gustado alojarse en un bonito y cómodo hotel, tuvo que escoger algo barato y alejado. Un motel de mala muerte, viejo, sucio y poco transitado era perfecto para pasar desapercibida, además de que se ajustaba a su presupuesto.

Nada más entrar pudo percibir un fuerte olor a tabaco y té. En la recepción se encontraba un anciano con una radio encendida. Llevaba una gafas enormes y el poco pelo que tenía estaba peinado hacia atrás, tapando un poco los audífonos de sus oídos.

Qué suerte tienes, solo nos queda una dijo el señor. Le tendió la llave mientras sacaba una libreta. ¿Sabe qué día es hoy, señorita? Es para ponerlo en el registro.

21 de agosto.

Gracias. No poseemos servicio de habitaciones ni cafetería, pero aquí al lado, a unos cinco minutos a pie, hay un restaurante y un 24h. Que disfrute de su estancia.

Asintió de mala manera mientras pagaba por dos noches con el poco dinero que había cambiado en el aeropuerto. Mirando su número de habitación, salió de la recepción dirigiéndose al primer piso. Era la última del lado izquierdo. Entró, cerró la puerta y bajó las persianas, no sin antes mirar si alguien la había seguido.

Un poco descontenta por cómo había tratado al recepcionista, pidió disculpas en silencio; su orgullo tampoco le dejaba pedirle perdón en persona. En el fondo, ella no era así, pero se había acostumbrado a desconfiar de la gente, más si de primeras eran demasiado amables. Tan solo había una persona en todo el mundo en la que podía confiar y no estaba allí con ella.

Dejó su mochila sobre la cama mientras se quitaba la chaqueta y la gorra que llevaba. Se sentó en el poco mullido colchón y rebuscó en uno de los bolsillos de la chaqueta un pequeño trozo de papel arrugado. Era una lista de cuatro simples cosas. Con el bolígrafo que se encontraba en la mesilla de noche tachó la tercera.

Escapar

Ir a Londres

Conseguirun techo

Desaparecer

En su rostro se reflejó la duda. Por mucho que hubiera viajado y escapado, no iba a poder librarse de ellos si no tachaba la última palabra. Pero no eran tan sencillo. Para aquello tenía que quitarse una cosa del cuello y no podía ir contando lo que sabía, porque la tomarían por loca. Suspiró.

Dejó el papel y el bolígrafo en la mesilla y dirigió sus manos hacia su mochila. Una foto, un par de prendas de ropa, dinero... Era todo lo que tenía; lo poco que tenía. Sin saber qué hacer, contó el dinero. Dos mil quinientos euros, es decir, dos mil ciento cuarenta y ocho libras esterlinas es lo que tenía. Con aquel dinero solo podría pagar unas semanas del motel y comprar comida. No le servía.

Metió un par de billetes de 50 en la chaqueta y, no sin antes recoger todo y guardarlo en el armario, salió de su habitación cerrándola con llave. Bajó a la recepción. El reloj que estaba detrás del hombre marcaba las diez y media de la mañana.

—Disculpe, ¿no sabrá si por aquí cerca hay para cambiar dinero? —le preguntó forzando una pequeña sonrisa.

—Oh, ¿no eres de aquí? Hablas muy bien el inglés —le confesó el anciano alegremente—. Al lado del 24h que te dije hay una tienda de intercambio monetario. ¿Puedo preguntar de dónde vienes?

—Muchas gracias. Y... De San Marino.

Scarlett mintió. Claro que lo hizo, pero aquellas mentiras son las que le salvaban la vida. O eso es lo que ella pensaba. Salió del motel y se dirigió a la dirección que le había dado. Pudo ver el restaurante, un poco vacío, y el 24h. Justo un poco más adelante se encontraba la tienda de intercambio de dinero.

Tras obtener sus libras, hizo una parada en el supermercado. Tenía hambre. Compró lo más básico para hacerse unos bocadillos y un par de botellas de agua. De vuelta en la habitación comió casi todo y se quedó allí todo el día, viendo las noticias en la televisión que se encontraba en frente de su cama. Estaba cansada y explorar la ciudad podía esperar, además de que entre aquellas cuatro paredes estaba más segura que fuera.

Sobre las nueve y media de la noche, cuando había decidido irse a dormir, aunque no quisiera debido a aquel recuerdo recurrente en sus sueños, llamaron a su puerta. Se puso alerta y se quedó estática en su sitio. Esperó a que el que estuviera del otro lado de la puerta se fuera, sin embargo, volvieron a llamar. Acercándose despacio, sin hacer ruido, miró por la mirilla. Eran dos niños con pintas de vagabundos.

—Hey, sabemo' que estás ahí. Las luce' están encendias.

Tenían el pelo largo y sucio, sus ropas estaban rotas y llevaban unos papeles en las manos. Sin quitar el seguro, Scarlett abrió un poco la puerta. Ambos niños, de no más de 13 años, la miraron con asombro y rápidamente sonrieron. Scarlett abrió la puerta del todo invitando a los niños a hablar, cruzándose de brazos.

— ¿Qué pasa tía? Cerca hay una carrera y aún necesitan participantes. ¿Te apuntas? —habló el más bajito mientras su compañero le entregaba uno de los muchos papeles que llevaban.

"Penúltima Carrera de la Promoción de Verano. Premio de quince mil libras esterlinas y una Suzuki Scrambler para el primero..."

Scarlett alzó una ceja mientras releía aquellas palabras. Aquel premio mataría dos pájaros de un tiro: tendría más dinero y un medio de transporte. Volvió al armario y sacó su chaqueta. Con las llaves en la mano, cerró con seguro.

—Tenéis a una participante. Pero hay un problema, no tengo ni coche ni moto —les dijo poniendo el cartelito de no molestar.

—Sin problema, Diez Ases tiene una moto de sobra, te la prestará —soltó el que me entregó el papel—. Sigue a mi amigo, te llevará al lugar.

— ¿Diez Ases?

El niño se giró, sonriéndole, y alzo los hombros en señal de duda.









Bueno, bueno, bueno... Ya tenemos aquí el capítulo 1. ¡Oleeeee! ¿Cómo está? ¿Cómo fue? ¿Gustó? ¿No gustó? Dejádmelo saber en los comentarios.

Ahora sí. Cabe decir que al principio iba a escribirlo desde la perspectiva de Scarlett, pero una de mis mejores amigas me dijo que ya que El Loto Negro tiene muchas cosas chachis sería mejor desde un narrador omnisciente porque lo sabe todo y mola mas. Creo que hice bien en seguir su consejo, ¿no creéis? 

Espero que os haya gustado, en serio. Sería todo un logro para mi.

¡Nos vemos el próximo viernes!

Anaffueyo

P.D. Tenéis mis redes sociales en mi perfil. Subo cosillas chachis sobre esta saga y otras.

El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora