Capítulo 52
"Yo estoy al mando"
Al día siguiente, Carmaer no se presentó hasta el atardecer.
Tampoco es que alguien saliese de las habitaciones. Nadie intercambió palabras, nadie comió. Solo lloraron. Porque al fin y al cabo, los vivos son los torturados por la muerte. Les habían quitado muchas cosas esa noche, ese día. Y se preguntaban si solo era un mal día, un simple instante en que todo había ido mal, o una mala vida.
Sufrir es cosa de un corazón que aún sigue latiendo y un cerebro que sigue recordando.
Llegada la puesta de sol, Itkah fue por cada una de las estancias, avisando de que ya era la hora. Con la ropa raída y manchada de sangre y suciedad se dirigieron a la entrada principal. Allí los esperaba la familia real y Carmaer. Carruajes no tan elegantes como los que los habían traído estaban al final de las escaleras.
Los Snø, ahora la familia completa, vestían ropas negras respetando el luto de Marco y Zaxe. Ellos dos no se dieron cuenta, pero Scarlett y los demás sí que lo hicieron. Fueron pasando en fila, abrazando a los elfos, para luego bajar las escaleras. Uno por uno. Primero la hija pequeña de los reyes. Orión Snø en un vestido de tul negro, no medía mucho más que el niño cogido de la mano de Sander. A su lado, los gemelos llevaban unas túnicas con armadura, incluida en algunas partes, negras. Les seguía el rey. Alphonse Snø, rey consorte, no tenía la apariencia de los Snø de pura sangre; su pelo era castaño claro y su tez era rosácea, pero seguía teniendo aquella belleza élfica que resaltaba en toda la familia. Tanto él como la reina vestían los ropajes dignos de la corona que portaban sobre su cabeza, pero en tonos obsidiana. Sin embargo, lo más sorprendente no era aquello. Todos los sirvientes de palacio llevaban ropas oscuras. Un signo que reblandeció los corazones de los mitrey.
Cada uno pasó por cada miembro de la familia hasta que fueron los turnos de Mey y Scarlett, al final de todo. Esperaban.
—Puede que en un día o dos no sepáis nada de nosotros. Tenemos que lidiar con lo ocurrido anoche —habló Amatist tomando las manos de las mitrey.
Ambas asintieron, comprendiendo la situación en la que estaban todos metidos. No cabía duda de que tanto los elfos como los mitrey tenían que recuperarse después de un duro golpe.
Las dos peliblancas se abrazaron con añoranza. Ahora podían hablar con normalidad. Podían volver a cómo eran en el pasado.
Scarlett esperó. Las escaneó intentado volver a tener alguna visión o algo parecido. Quería verlas con los ojos de su "yo pasado". Su madre adoptiva estaba allí y una de sus viejas amigas también. Y sin embargo no podía recordar cómo eran años atrás. Frustrante. Realmente deseaba tener otra visión del pasado en aquel momento, poder compartir recuerdos con ellas.
Tras unos segundos, Mey se separó de Amatist y bajó un escalón. Le regaló una fugaz mirada a la morena. Ofrecía un pequeño y preciado tiempo con la reina, con su madre. Tanto la primera Parker como los demás integrantes de la familia real las dejaron solas. Juntas.
—Sigo pensando que estoy viviendo un sueño —confesó Amatist mirándola de arriba abajo con una tenue sonrisa.
—He estado demasiado tiempo fuera, ya era hora de volver...
Scarlett dirigió su mirada al final de la escalera blanca. Allí abajo sus compañeros esperaban cabizbajos. No solo por aquella fatídica noche, sino porque sabían que en algún momento los desastres volverían y se llevarían a más personas.
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El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1
FantasyQuién te diría que alguna vez odiarías tu vida, tu hogar y a ti misma... Scarlett Rixon, una joven de dieciocho años, se ve obligada a viajar desde Polonia a Eslovaquia para tomar un avión a Londres. Después de estar en un infierno del que pocos con...