18. Un papel y... ¿Alan?

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Capítulo 18

"Un papel y... ¿Alan?"


A la mañana siguiente, Scarlett se despertó temprano. Quería despedirse del Reino Unido a su manera: dando un paseo. Dejándole una nota a su hermano, salió de la casa con rumbo desconocido.

El sol se estaba alzando poco a poco y aun hacía un poco del frío nocturno. El Hatfield Forest era un amplio bosque cerca de Stansted, ubicado en Essex a 50 kilómetros al noreste de Londres. Caminaba entre los arboles recordando el camino que habían hecho la noche anterior. Habían pasado por las afueras y el trayecto había durado como una hora y algo, por lo que dedujo que habían salido desde el sur, desde algunos de los parques naturales que había por allí.

Sin ruido, sin gente, sin preocupaciones... Los pájaros revoloteaban por el cielo mientras que algunas mariposas se posaban en los troncos de los árboles. Se estaban bien allí. Caminaba sin importarle cuán lejos estaba yendo. Había alejado los miles de pensamientos de su cabeza y disfrutaba de la soledad que tanto odiaba. Acabó llegando a un descampado, sentándose en el césped sin cuidar para admirar el cielo mañanero.

Ni una nube. Una variada gama de colores. Cerró los ojos, se regocijaba entre aquel manto verde y bajo el extenso cuadro azul. Sin embargo, cuando los volvió a abrir, el gris lo teñía todo. Las nubes se habían apoderado del cielo y amenazaban con la lluvia más fuerte. Se incorporó y al hacerlo volvió el dolor en la cabeza, pero también en el cuello, en los brazos, en las piernas... El dolor se extendía por todo su cuerpo. Levantarse no fue buena idea, pero lo hizo, y cayó de rodillas llevándose las manos a la cabeza mientras gritaba de dolor.

Fue tal el gritó que pegó, que unas aves salieron volando, espantadas, de las copas de los árboles más cercanos. Que el dolor apareciese de repente, así de que aquella manera, no fue lo más extraño. Cuando cesó y dejó de gritar, Scarlett sintió una fuerte brisa contra ella. Abrió los ojos, asustada, encontrándose con un papel arrugado y amarillento. Levantó un poco la cabeza para ver si había alguien, pero no había señal de vida humana a su alrededor.

Cogió el papel con manos temblorosas por lo que acababa de pasar y lo abrió.


Lo vi. Lo vi con mis propios ojos. Mi hermano estaba enamorándose de ella y ella de él. Lo dejé pasar, sabía que tarde o temprano acabarían ellos mismos con esa relación. Pero no fue así. Lo busqué y lo maté. La desterré para que muriera también, ella y el bastardo que llevaba en su vientre. Mi plan no funcionó. Mandé que los matasen, pero tampoco sirvió. Los muy estúpidos de mis secuaces volvieron si nada. Cuando me enteré, juré que todo ser con sangré de la bastarda y ella misma, morirían para asegurar que mi vida no correría peligro.

22/07/1911 — p.(número borrado) del diario de SMV


Lo leyó. Lo volvió a leer. Lo releyó. Y seguía sin comprenderlo. ¿Quién era SMV? ¿Por qué le llegaba una hoja de su diario? ¿Por qué tenía una página de un diario de 1911? Volvió a mirar a su alrededor. No había ni un alma, pero el ambiente era extraño. El cielo se había despejado, como si fuera magia. «¿Fue una alucinación?» pensó frunciendo el ceño. No lo había sido, en sus manos seguía la hoja de papel. «¿Qué está pasando?».

— ¡Scar! ¿Dónde estás? —exclamó una voz familiar. Los ojos de Scarlett se abrieron como platos y todo su cuerpo se paralizó al escucharla. Era imposible que hubiera escuchado su voz. No estaba, ya no. De repente, delante de ella, en el linde del descampado, apareció él, con su chaqueta de cuero y sus pantalones rotos—. Estás ahí. Me has dado un susto, ¿sabes?

El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora