Capítulo 67
"Creo que ya o sabes"
De repente, todo estaba blanco. Y el atardecer se cernía sobre ella.
Se encontraba frente a la cascada del bosque, aquella cascada cercana a la casa de los Wells. Giraba sobre sí misma buscando a Marco y a los demás, pero estaba sola. O eso creía.
Una mujer con tres colores en el cabello miraba las aguas tranquilas en la orilla del río. Portaba un vestido morado, casi tan oscuro como la noche, que se fundía con la nieve del suelo. Movía el agua que se acercaba a ella con una mano, tranquila y formando pequeñas ondas que se desvanecían en segundos. Detrás de ella, un hombre bastante arreglado se encontraba. Su vestimenta distaba mucho de la de la mujer, no por el hecho de la gama de colores, sino porque la de ella era más antigua, más olvidada. Traje rojo como la sangre, al igual que su camisa y sus zapatos, y un bastón negro con detalles dorados. Pelo negro como el carbón, engominado y peinado hacia atrás, y unos ojos marrones cobrizos.
Scarlett, aun siendo una ilusión en aquella escena, sintió su presencia. Un aura que te dejaba helado y una sensación tenebrosa que te dejaba un regusto amargo y agrio en el paladar. Su mera presencia era tan fuerte que tu voluntad se esfumaba de tu ser. Y cuando sonrió... Cuando aquel hombre sonrió, el cuerpo de Scarlett fue invadido por un escalofrío. Ella misma se preguntaba como era que la mujer no se daba cuenta de que aquel hombre estaba parado, sin moverse, detrás de ella.
—Precioso lugar —al igual que su apariencia, su voz incitaba a alejarse de él.
Ella, sorprendida, se levantó y se giró como un resorte. Sus ojos grises lo observaban detenidamente.
—Sí, sí que lo es —se alejó un poco más del hombre, escondiendo su brazo derecho detrás de su cuerpo, intentando bajar la manga de su vestido.
—¿Sabes que esa flor es única? Es la protagonista de una leyenda.
Scarlett no se había dado cuenta que en mitad del río había una flor de loto flotando. Una flor de loto negra.
El hombre, como si fuera un robot, pasó al lado de la mujer y se arrodilló lentamente en la nieve mientras que sus ojos apreciaban la flor.
—¿La conoces? —preguntó.
La mujer negó.
—Se dice que hace mucho tiempo, una mujer de cabellos negros, a escondidas de su padre, venía a este lugar para encontrarse con un joven. Ambos eran muy diferentes, al igual que sus familias, pero acabaron enamorándose. Un par de años después, el joven desapareció y la mujer, llena de tristeza, lo buscó. No consiguió encontrarlo y, rendida, volvió a este río. Cansada de llorar, no aguantó más y murió. Su padre, que temía por ella, encontró este lugar, pero no había rastro de ella. Tan solo había una flor de loto negra, como los cabellos de su hija, en medio del río. De eso ya hace treinta años y el padre, por cada cumpleaños de su hija, viene a ver la flor.
Scarlett se sintió mal, se sintió triste al escuchar aquella historia. Una historia de amor infortunado. Los dos, la mujer y el hombre, miraban la flor, la cual no era arrastrada por la corriente, de la misma manera. Buscaban algo que ya no tenían.
—Qué trágico —susurro ella—. ¿Puedo preguntarle cómo sabe usted dicha historia?
—Tan solo es una leyenda contada por los alrededores...
El hombre se levantó del suelo. Sacudió los restos de nieve de sus pantalones e increíblemente, no había ninguna gota en aquel inmaculado rojo.
Dispuesto a irse, dio media vuelta andando hacia el bosque. En silencio, pero con una sonrisa en su rostro. La mujer, quien parecía sospechar de aquel individuo, lo detuvo sujetando su brazo un momento. El hombre paró en seco y su sonrisa se amplió. Ella tuvo que soltarle el brazo al instante, pues notó como ardía su cuerpo. Era tal el calor que desprendía que no entendía como no se quemaba.
—¿Quién es usted? —preguntó sobándose la mano.
Por un momento, el hombre dejó de sonreír, como si aquella pregunta no le acabase de gustar, pero volvió a sonreír mientras se alejaba de ella.
Y antes de desaparecer entre los árboles, giró su cabeza para mirarla de reojo y contestó:
—Creo que ya lo sabes, querida Scarlett.
Los ojos grises pasaron a rojos en cuestión de segundos y de su manga derecha, un pequeño brillo blanco azulado resplandeció.
En ese momento, el paisaje volvió a cambiar.
Scarlett volvió a ver aquella niebla que lo distorsionaba todo y la ilusión desapareció. Estaba de vuelta con Marco, quien lucía muy asustado. Tardó varios segundo en poder moverse libremente y ver que la tenía tumbada contra su cuerpo. Una de sus manos acariciaba su mejilla. Al ver que volvía en sí, su rostro se relajó.
—¿Ha sido como la otra vez? —preguntó intentado volver a sentarse con la ayuda de Marco.
—Ni de lejos. Casi no respirabas, tus ojos brillaban como tus tatuajes y todo tu cuerpo se tensó —respondió ante la atenta mirada de ella—. Y hablabas.
Scarlett sabía que no había sido igual. Lo sabía por el hecho de que haber sentido lo que había sentido no era normal. No había sido una visión común. Y lo peor es que seguía sintiendo la presencia de aquel hombre muy cerca de ella.
Puro terror recorría cada nervio de su cuerpo.
—¿Qué dije?
—Todo.
No obstante, aquello no era lo que más miedo daba.
Lo que había pasado, solo lo habían presenciado ellos dos. Los demás seguían tumbados como si nada hubiera pasado. Como si Scarlett y Marco hubieran estado en una burbuja insonora e invisible. Como si aquella visión hubiera decidido que solo ellos dos fueran los únicos que necesitaban escucharla o verla.
La magia era increíble, impredecible, terrorífica, poderosa y peligrosa. Y Scarlett la poseía, lo que también la hacía dolorosa.
Bueno, bueno, bueno... Ya tenemos aquí el capítulo 67. ¡Oleeeee! ¿Cómo está? ¿Cómo fue? ¿Gustó? ¿No gustó? Dejádmelo saber en los comentarios.
Oooooh....
¿Quién será el hombre? ¿Y por qué da escalofríos pensarlo? Esta Scarlett se topa con cualquier energúmeno... Por no hablar de que esta vez habló teniendo la visión...
ATENTOS A INSTAGRAM Y X (TWITTER) QUE SUBO ADELANTOS DE LOS CAPS DE VEZ EN CUANDO
¡Nos vemos!
Anaffueyo
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El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1
FantasyQuién te diría que alguna vez odiarías tu vida, tu hogar y a ti misma... Scarlett Rixon, una joven de dieciocho años, se ve obligada a viajar desde Polonia a Eslovaquia para tomar un avión a Londres. Después de estar en un infierno del que pocos con...