Capítulo 11
"El mar es basto y lleva tiempo admirarlo"
Tras la cena, Scarlett le ayudó a recoger la mesa. Habían disfrutado de la compañía del otro pero se había hecho tarde. Menos personas deambulaban por las calles y se escuchaba poco tráfico.
—Debería irme ya —dijo ella viendo la hora en su teléfono. Se habían sentado en el sofá después de limpiar los platos.
—Quédate esta noche. Estas cansada y no es bueno conducir en ese estado —propuso Alan.
— ¿Seguro? No quiero molestarte...
—Definitivamente deberías quedarte esta noche, el cansancio te hace decir cosas estúpidas —se rio ante el comentario de Scarlett, haciendo que ella le pegase en el brazo—. Te prestaré algo para dormir.
Agarrando su mano, Alan la condujo a través del pasillo hasta su habitación. Era un cuarto grande con una gran cama, un escritorio, un armario y muchas estanterías llenas de libros. Además de una ventana que daba a un pequeño balcón. Allí dentro, él le soltó la mano para buscar alguna prenda de ropa que prestarle, mientras que ella inspeccionaba los tomos que tenía. Muchos eran de motos y automóviles, mucha ingeniería, tecnología y mecánica. No obstante, entre aquellos libros un poco manchados por lo que seguramente sería aceite de motor y bolígrafo, había un pequeño libreto antiguo con la cubierta roja un poco dañada. No tenía título ni autor. Por dentro, poemas anónimos adornaban las pocas páginas que había.
— ¿Por qué entre todos estos libros tienes a este pobre? —preguntó Scarlett enseñándole el libreto con manos cuidadosas.
Alan se giró y miró aquel cuaderno, alzando los hombros—. Fue un regalo de una amiga de mis padres. Me dijo que lo guardara bien hasta que ella volviese a buscarlo.
Él tomó el libro mientras le entregaba a ella una camiseta y unos pantalones.
— ¿Me leerías uno de esos poemas antes de dormir? —agarró con fuerza la ropa, mirándolo con una pequeña sonrisa.
—Te leeré todos los que quieras, Sirenita.
Scarlett salió de la habitación, yendo hacia el baño para cambiarse. Las prendas que le había prestado le quedaban grandes, tan solo un poco, pero lo suficiente como para que el pantalón se le fuese cayendo poquito a poquito. Con un poco de timidez, llevó la camiseta a sus fosas nasales para aspirar levemente el aroma que residía en ella. Dulce y fresco.
Su propia ropa en mano, salió cambiada. De vuelta en la habitación, Alan estaba metido en la cama observando el libro bajo la luz de la lámpara que estaba en la mesilla de noche. Scarlett dejó sus pertenencias en la silla del escritorio y se acercó a la cama, dejándose caer al lado de Alan.
—Ya sé cuál te voy a leer —dijo con una sonrisa pasándole un brazo alrededor de los hombros para acercarla a él.
— ¿Cuál?
—Se llama The Lullaby of The Red Royalty, La Nana de la Realeza Roja. Es anónimo.
—Suena bien —se acomodó contra él mirando la página con los versos escritos.
Con un aclaramiento de garganta, Alan comenzó a recitar aquel poema con una melodiosa y penetrante voz, ni tan grave ni tan aguda; como si fuera un juglar medieval.
"Un gran secreto
que se está por revelar;
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El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1
FantasyQuién te diría que alguna vez odiarías tu vida, tu hogar y a ti misma... Scarlett Rixon, una joven de dieciocho años, se ve obligada a viajar desde Polonia a Eslovaquia para tomar un avión a Londres. Después de estar en un infierno del que pocos con...