Capítulo 69
"El desolador dolor que no desaparece"
Con la llegada de Sander, un ambiente extraño los rodeó a todos. Cambiante.
A la hora de meterse en la biblioteca, cada uno de sus semblantes se tornaba serio, sin ningún atisbo de querer hacer nada. Sin embargo, al salir de aquella estancia, la felicidad y el júbilo reinaba.
Rina les contó que su padre, tras una buena negociación, les prestaría su ayuda con una condición. Con la condición de que los licántropos no se acercasen mucho a los suyos. Al escuchar aquello, a más de uno le fue difícil no ocultar lo divertido que era. Daiki Kurdoji, uno de los más antiguos vampiros reales y líder honorable del Consejo Rojo, no sabía que el alma gemela de su hija era un hombre lobo. El mayor de los Rixon miró inmediatamente a la vampiresa con miedo y enfado. Unos segundos después, cuando Rina no le devolvió la mirada, compungida, Sander se encogió en su sitio mientras soltaba un sonido igual al de un cachorro al ser regañado.
Algunas manadas de los licántropos de Sur América también los ayudaría aseguró Sander. Buscarían más aliados en las otras partes de América y, más cautelosamente, divulgarían la idea de una revolución por todo el mundo. Toda ayuda era poca. En tan poco tiempo, Sander solo estuvo con una de las manadas Green de hombres lobo, dos manadas de hombres jaguar y una de mujeres cisne. Estas últimas se negaron a prestar ayuda militar a la causa. Todos lo comprendieron al instante. Ellas no estaban hechas para el combate; eran delicadas y pacíficas. Aún así, accedieron a visitarlos para ver y comprender quienes serían los que acabasen con los lotos.
Los gemelos volvieron el mismo día que Sander y con buenas noticias. Habían mejorado bastante. Y ellos también debían hacerlo.
Sin Mey, quien no había regresado ni había comunicado nada, Scarlett se las tuvo que apañar sola. Maldecía el momento en el que no le había pregunto a donde iba ni como ponerse en contacto con ella. Se parecían tanto la una a la otra que hasta le enfadaba. Con la mera ayuda de Tresal intentaba controlar mejor los cambios inoportunos de sus lados y a aprender hechizos y rituales útiles en batalla.
Incluso Doc, quien solo era su apoyo teórico y médico, se esforzó por aprender técnicas de combate para no ser un lastre y poder defenderse.
Cada cinco horas, Tresal y Rina se intercambiaban y vigilaban los alrededores de la casa. Hubo alguna vez que Enear se sumó a la pequeña brigada de defensa que habían creado. Sin embargo, Scarlett seguía sintiendo que alguien los observaba. No se sentía segura. Era como si la sensación de que algo malo iba a ocurrir le recorriese la columna y se implantase en su nuca. Además, estaba el asunto de que siempre que ponía un pie fuera de la casa, Alan aparecía a su lado. No decía nada, ni se movía, solo se quedaba a su lado. Tampoco daba una respuesta explícita del porqué ella era la única que podía verle.
—¿Scar?
Estaba sentada en el poche, admirando la nieve. Se sobresaltó al encontrase con Steve a su lado, donde había estado Alan hacía apenas unos segundos, y a Marco en la puerta.
Su hermano pequeño era el miembro más joven de aquella alianza y, aunque podía parecer débil e inútil, era uno de los más capaces del grupo. Scarlett le había empezado a coger cariño. Se veía a sí misma en él. Saber como le trataba Paul y en tan poco tiempo le hacía querer abrazarle y decirle que le comprendía, ya que parecía que el gusto de su padre adoptivo por el maltrato no había cambiado. Un día después de su huida, Steve llegó junto con Paul de un viaje. Sander nada más verlo, supo que debía cuidar de él al igual que hizo con Scarlett. Le habló de ella y del plan que tenía para huir de allí, añadiendo al pequeño Steve en el último momento. Y, en el corto período en el que estuvo en las afiladas garras del General Rixon, sufrió una pequeña parte de lo que habían sufrido Sander y Scarlett.
Marco se apoyó en el marco de la puerta, cruzando los brazos sobre su pecho.
—El enano te buscaba...
Y como en los últimos días, volvió a tener una visión del pasado.
Eran impredecibles y espontáneas, algunas duraban unos pocos segundos y otras podían llegar hasta la media hora. Para Scarlett era como tener un sueño muy real, pero para los que estaban cerca de ella era una angustia constante. Los tatuajes blancos de su brazo brillaban tenuemente, se ponía rígida, hablaba y sus ojos se quedaban quietos, eso si no empezaban a brillar como los tatuajes; parecía alguien que hubiera sufrido un trauma.
Normalmente tenía visiones de sí misma, en otra vida. No obstante, esa no fue como las otras.
Scarlett no estaba presente y no estaba en un pasado lejano.
Era un hospital. Las enfermeras hablaban entre sí. Estaba en una sala de partos con un reloj en la pared; 15 de agosto del 2008, las cinco y media de la tarde. Se escuchaba un llanto, por lo que el bebé ya había nacido.
En el registro figuraba el nombre de Steve.
Al leerlo, Scarlett intentó ver quien era la madre, pero no conseguía hacerlo. Era como si la visión no quería que viera el aspecto de la madre de Steve. Es más, algo la empujo contra la puerta. Había una ventana por la que se podía ver el exterior de la habitación. Tan solo había dos personas fuera. Un hombre y un niño pequeño con una gran sonrisa. Una sonrisa que se le hacía familiar.
Aquella sonrisa se borró, al igual que todo el recuerdo, y un Steve más grande apareció.
—¿Qué viste? —preguntó Marco preocupado, aunque no se movió del sitio.
Scarlett le miró y luego a Steve. Nerviosa. Su hermano pequeño, adoptivo, tenía un hermano biológico. Veía aquellos ojos marrones llenos del brillo de la vida, llenos del tormento que había sufrido. Veía a través de ellos su corazón malherido, en lo profundo de su corazón malherido podía vislumbrar el recuerdo del comienzo de su infancia. El desolador dolor que no desparece. Fantasmas que nunca morirán. Se veía a sí misma en aquellos ojos marrones.
No podía decirle que tenía un hermano biológico, no en aquel momento. No podía darle esperanzas de algo tan bonito en el preludio de una guerra.
Bueno, bueno, bueno... Ya tenemos aquí el capítulo 69. ¡Oleeeee! ¿Cómo está? ¿Cómo fue? ¿Gustó? ¿No gustó? Dejádmelo saber en los comentarios.
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¡Nos vemos!
Anaffueyo
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El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1
FantasyQuién te diría que alguna vez odiarías tu vida, tu hogar y a ti misma... Scarlett Rixon, una joven de dieciocho años, se ve obligada a viajar desde Polonia a Eslovaquia para tomar un avión a Londres. Después de estar en un infierno del que pocos con...