26. La cascada, segunda parte

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Capítulo 26

"La cascada, segunda parte"


Scarlett gruñó y, recordando la lección de Zaxe, se transformó en mitrey. Su cuerpo se sumió en un dolor soportable. Paul, aún encima de ella, puso los ojos como platos.

Haciendo uso de su nueva fuerza, le dio una patada en la entrepierna y lo impulsó hacia el agua, unos metros más allá de la orilla. Tosiendo, se acercó hasta su amiga, usando aquel tiempo que había ganado a su favor. Puso sus manos sucias por la tierra en las mejillas de Zaxe. El golpe que había recibido la había dejado inconsciente después de unos minutos. Tenía que despertarla rápido.

—Zaxe —la llamó zarandeándola—. Zaxe, por favor.

En el agua, Paul se había enfurecido. Su pelo castaño, oscuro como el chocolate, le cubría la frente y el traje se pegaba a su cuerpo dificultándole la movilidad. Estaba airado, pero en el fondo, sentía orgullo hacia aquella niña a la que había criado como si fuese un arma. Un peón más en una guerra. Caminaba hacia ella lentamente, quería darles ventaja, una ínfima ventaja.

—Joder, despierta —le abofeteó con pesar. No habría hecho aquello si no fuese necesario. Surtió efecto y Zaxe abrió los ojos, confundida—. Levántate y ve a buscar ayuda, ¿entendido?

La sombra del hombre se cernió sobre ellas. Agarró del pelo a Scarlett y la arrojó contra un árbol. Su ropa chorreaba por todos lados y sus zapatos habían desaparecido, seguramente quedando en el fondo del agua. Sonriendo, se agachó para ver a la menor de los Wells. Tenía un aura intimidante, algo que provocó un terror en el cuerpo de la joven, quien intentó alejarse de él. Con una mano, mojada, agarró la camiseta de Zaxe para que no se escapara.

— ¿A dónde crees que vas, pequeña? —dijo con una voz muy poco tranquilizadora—. Tienes unos ojos muy bonitos, ¿sabes?

Scarlett, quien se había puesto de pie después del golpe, corrió hacia ellos y placó a su padre.

—No te acerques a ella, hijo de puta —gritó. Miró a su amiga como si fuese un rey hablando con su caballero—. Vete, corre.

Zaxe asintió y, a trompicones, alzó el vuelo, desapareciendo entre los colores del alba. Paul cargó otra vez contra ella, sin embargo, Scarlett fue más rápida y lo esquivó. Ambos quedaron enfrentados a poco metros, mirándose, retándose. Él se quitó la chaqueta del traje, la cual cayó al suelo por el peso del agua que había absorbido. Se estaban preparando, como cuando Scarlett era pequeña. Hacían simulaciones de una pelea en las instalaciones de la base. Paul les enseñaba a ella y a su hermano golpes, movimientos, trucos y sobre todo trampas, todo para que algún día pudiesen ganar una pelea de verdad. Una batalla en la que se derramaría sangre esperando que fuese la de los mitrey. En ese momento, estaban por empezar algo parecido.

—Aunque no te guste, sigo siendo tu padre, Scarlett. Y soy yo quien te enseñó a pelear.

—Lo que eres es un puto psicópata de mierda.

Ambos se acercaron al otro, dando puñetazos a diestro y siniestro. Recibían, esquivaban, devolvían. Sangre salía de sus narices y se empezaban a notar algún que otro moratón por sus rostros. Los intentos de Scarlett por vencerle no fueron suficientes. Paul la agarró del cuello nuevamente, levantándola del suelo. Ella puso las manos sobre las suyas queriendo apartarlas de aquella zona. Con una sonrisa, la llevó hasta la cima de la cascada. Scarlett se movía, le pegaba patadas por todo el cuerpo queriendo liberarse. Tanto la mano de Paul como el rostro de Scarlett se estaban volviendo rojos. Su sonrisa era espeluznante.

El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora